HARLEY DAVIDSON STREET GLIDE: Viajando con Rushmore
Article Index
Hemos probado una de las Touring salidas del proyecto Rushmore, navegamos por mares urbanos y océanos de carreteras con elegancia y tecnología sobre dos ruedas. (Sigue Leyendo).
Probador 1: José Angel Lorenzo
Ficha: 42 años, 74 kilos, 1,70 m
Nivel: Adicto a la Kustom Kulture y a los kilómetros sobre hierros.
Posiblemente uno de esos momentos en los que me he sentido por encima del bien y del mal encima de una moto habrá sido a lomos es esta Street Glide. Lo sé, suena pedante, chulo y hasta pelota, pero sinceramente, es que ocurrió así.
Cuando la noche se encuentra en su agonía y el miedo a perder el refugio de su oscuridad aparece al mismo tiempo que los primeros claros del alba, justo en ese momento, yo rodaba con este hierro por la ciudad. En su equipo de música sonaba la versión extendida del Fools Gold de los Stone Roses, el rumor de su motor mezclado con la hipnótica canción me hacía levitar y creo que llegué al éxtasis justo cuando enlacé varios semáforos en verde, tan sólo las farolas eran mis cómplices. Son las horas de la basura para los que pasaron la noche de fiesta, son momentos de odiosa pereza para los que tienen que trabajar, es la lucha del bien y del mal, de la luz y de la oscuridad, pero por encima de todo ello estaba yo con la moto, cruzando la ciudad, navegando su circunvalación, respirando su decadente y melancólico aire urbanita. Así que dejadme con mis mierdas, cada uno tiene las suyas y yo tuve ese momento perfecto, ya está.
La Street Glide tiene la ventaja visual del poderío que suponen las Touring, además en este caso la imagen ha sido modulada bajo los parámetros de una Bagger, incluso la parte del asiento destinada al paquete tiene una inclinación que busca no romper la línea baja, pero en conclusión: el asiento es puro compromiso para el paquete. Para nosotros es más el asiento del miedo o del amor, como lo quieras ver; la inclinación, el vacío detrás y el empuje del magnífico 103” hacen que el pasajero se abrace al piloto hasta hacerle dudar de sus verdaderos sentimientos.
Estamos ante una de las primeras creaciones nacidas del Proyecto Rushmore, recordad, la encuesta que hizo Harley Davidson a sus clientes preguntando sobre mejoras y cambios a aplicar en sus motos, pero qué os voy a contar que no sepáis de sobra a éstas alturas, queridos lectores grasientos… Total, que aquí tenemos la Street Glide una belleza de Touring con uno de los emblemas del Custom para este tipo de motos: su carenado. Un peculiar carenado con un par de premisas que por concepto siempre ha hecho que no me gustara mucho, pero es innegociable, es para Harley como es para Porsche llevar el motor colgado detrás del eje trasero, no se cuestiona se mejora y punto. La fe no tiene explicación.
En definitiva que el gran carenado sigue anclado a la horquilla y la pantalla tiene esa pequeña altura tan peculiar. Los de Milwaukee nos cuentan que para paliar el efecto del aire vibrando permanente en tu cabeza han metido la moto en un túnel del viento y han trabajado para rediseñar el conjunto, respetando la imagen tradicional, el resultado es que se ha reducido notablemente, es la Touring con este carenado/pantalla en la que menos vibraciones en la cabeza he sentido, ahora bien, siguen existiendo. También han incluido una canalización a modo de túnel que se puede abrir y cerrar con un sistema muy simple en lo alto del carenado, tenía especial curiosidad por el efecto que se podía producir y después de numerosas pruebas por todo tipo de carreteras, no noté diferencia entre llevarlo abierto o cerrado. No obstante también hemos probado el Triker, lleva el mismo sistema y en este caso sí había una diferencia de vibraciones al abrir o cerrar esa canalización, aunque hay que tener en cuenta que el hierro de tres ruedas lleva una pantalla algo más alta, en breve podréis leer la prueba que ha hecho Jesús de tan curioso aparato.
Durante mis kilómetros por carreteras hubo días que tuve que sufrir bastante aire, una manera genial de probar la pantalla y si bien siguen existiendo ciertas vibraciones sobre tu cabeza, no he notado especialmente un efecto vela del carenado sobre la horquilla cuando el viento golpeaba a favor.
Me hubiera parecido más apropiado que los manillares tuvieran una ausencia total de cables, hubiera quedado más elegante y acorde con el conjunto, aunque también tengo que decir que me gusta cómo han solucionado el tema de mandos y botonería en las piñas, los joysticks para moverse por los menús de la pantalla central, incluso resulta cómodo para hacerlo mientras conduces. De todas formas no soy muy de andar jugueteando con botoncitos cuando estoy conduciendo, de hecho, el primer día no hice mucho caso a éstas cosas, me preocupaba más la moto en sí, ya tendría tiempo, pensé. El asunto es que encendí la radio, comprobé que en definitiva se oía bien y como me cargan la mayoría de las emisoras musicales de este país, la apagué o la puse en mute o yo que sé lo que hice… no tenía ganas de escuchar al cantamañanas de turno. Me sumergí por la ciudad más chulo que un gallo de pelea, comprobando que los 372 kilos de peso en orden de marcha se movían ágiles entre los coches, gracias a un motor de 103” que empuja en cualquier régimen y que te permite perfectamente circular a impulso de pistonada, de esas pistonadas que puedes casi hasta contarlas, en cualquier caso si el atasco se presenta ante ti tienes que tener cuidado a la hora de pensar por dónde te metes, ten en cuenta la envergadura del carenado que llevas, no te pases de optimista.
Rodaba sin más banda sonora propia que el sonido de las colas, que, por cierto, para ser de serie está bastante bien conseguido, no me disgustaba, será que ya me estoy rindiendo a las restricciones legales, pero en este caso el compromiso entre lo bello y lo legal tenía un equilibrio aceptable. Finalmente llegué a un semáforo de una zona residencial de bastante nivel económico, de esos lugares en los que antes un motero de Custom podría ser un elemento sospechoso, una oscura amenaza de a saber que aviesas intenciones, pero con el precio que tienen este tipo de motos ahora lo normal es encontrarte en un barrio de alto nivel económico a alguien sobre una moto así. Detuve la Street Glide junto a un Mini descapotable que ocupaban dos mujeres muy arregladas y rondantes en los 40 años, cual chulito venido a menos me puse tieso sobre la moto al ver a las dos damas:
- Buenas tardes, señoras – Afortunadamente la chupa de moto siempre te hace parecer más musculoso, ya sé que es muy patético, además mi careto estaba tapado por el casco integral.
La rubia con mechas me sonrió, después miró a su amiga de pelo moreno y se cuchichearon algo, la morena finalmente se dirigió a mí:
- Qué moto más bonita tienes –
- ¿Te gusta?... – pregunté haciéndome el interesante e iba a decirles alguna cosa ingeniosa, aguda, inteligente y suspicaz, quise hacer un movimiento con la mano que adornara mi pose de “puto amo” pero toqué algún botón y acto seguido la radio Boom Box 4.3 se activó dejando fluir totalmente con sus 25 w por canal al sin par Kiko Rivera, más conocido como Paquirrín… os lo juro. A todo volumen se oía una mierda de canción en la balbuceaba algo así como “Así soy yo…”.
Mi sonrojo aumentaba al mismo tiempo que las carcajadas de las dos féminas, el semáforo se puso en verde y el Mini descapotable tomó el camino de la derecha. Yo continué mi marcha de frente, ironías de la vida, alcancé un autobús con un anuncio de última película de Woody Allen, “Aprendiz de Gigoló”, son cosas que pasan, suelo reponer mi orgullo con facilidad, será por mi poca vergüenza.
Seguí mi camino, eso sí, maldiciendo a las cadenas de radio que malgastan frecuencias con zánganos. Por eso, desde entonces, siempre llevaba en el compartimento que hay a la derecha del cuadro mi reproductor USB conectado al equipo de música, también admite conexión Bluetooth o artilugios de Apple, tanto para reproducir música como para el uso del móvil. Para terminar con el asunto del equipo de música decir que cuenta con presintonías de información meteorológica y de tráfico que se activan automáticamente aunque estés escuchando otro canal o el mp3, por otra parte la consola cuenta con botones de gran tamaño.
En los extremos del carenado junto a los altavoces están los espejos, pertenecen al conjunto sin sobresalir, sin mástiles, ofreciendo una visión prefecta y a una altura que me llamó mucho la atención por lo cómodo que me resultó.
Me sentí a gusto en mis periplos por carreteras secundarias, la moto tiene un comportamiento noble y cómo últimamente me encuentro más a menudo con hierros Custom con suspensiones durísimas, hasta me pareció que iba un poco blanda. Está muy de moda el concepto “suspensión dura = suspensión eficaz”, aunque en muchos casos sea una aberración, la gente a fuerza de escucharlo se lo acaba creyendo.
No es un barco a la deriva, tiene un buen compromiso entre el confort y la eficacia, esta es una moto especialmente pensada para rutas largas, pierde gran parte de su sentido si al bajarte de ella después de un viaje estás destrozado. Una de las cuestiones que más me preguntan cuando pruebo una Touring es el llamado flaneo a la salida de las curvas, desde luego en este caso no se me ha dado, ni por asomo, unos buenos amigos y poseedores de este tipo de motos me señalaban que sería interesante saber si con el paso del tiempo este comportamiento sería tan bueno, algo que se acusaba en el pasado.
Harley anunciaba que a partir de este año todos sus modelos Touring llevarán el sistema de frenos ABS denominado Reflex, un sistema mediante el cual al superar los 40 km/h se activaba un repartidor de frenada, de manera que independientemente sobre cual se presione, ya sea maneta o pedal, se encarga de repartir la acción de la frenada entre las dos ruedas. Reconozco que aunque soy un tanto “vieja escuela” también soy ferviente defensor del ABS, con la seguridad no se juega, pero ¿repartidor de frenada? … es decir, prácticamente da igual que acciones el freno delantero o el trasero, el “cerebro” de la moto se encarga de gestionar sobre qué rueda frena y cómo. Esta es la teoría. Yo decidí ponerla en práctica y para ello me busqué una carretera poco transitada y con curvas no excesivamente cerradas, nada de horquillas, pero sí que serpenteara. Me propuse hacer unos kilómetros a una velocidad de unos 80 kms/h, el límite de la carretera era de 90 kms/h, siempre circulando con seguridad, de manera legal, pero accionando sólo el freno trasero, sólo mi pie entraría en juego. Evidentemente si no me encontraba seguro o la situación lo requería frenaría con la maneta.
El resultado fue que durante unos cuantos kilómetros circulé con seguridad y eficacia, notaba que la moto frenaba delante y detrás, no me vi limitado por el hecho de usar sólo el freno trasero: se accionaban los dos. No obstante, el tacto me daba la sensación de que el protagonista, levemente, era dicho freno trasero, pasando a ser el delantero si la operación la repetía tirando de maneta, lógico.
En cualquier caso la frenada es magnífica, probamos situaciones de emergencia y el doble disco delantero y el monodisco trasero cumplieron su cometido sin perezas, las pinzas son todas de cuatro pistones y desde luego ni hay bloqueos ni distancias excesivas por la acción del ABS. Por otra parte durante la frenada de emergencia no se presentaron movimientos extraños, una perfecta línea recta, incluso cuando íbamos dos en la moto, Jesús todavía recuerda con un sudor frío una inesperada retención en la M30 de Madrid y como casi se subió encima de mí por la fuerza de la parada.
Para el equipaje la calidad habitual de las maletas de Harley se ve mejorada con un nuevo sistema de cierre, un tanto curioso pero muy cómodo.
Hemos hablado en otras ocasiones de las bondades de este motor de 103”, si en ciudad es bueno en carretera es una delicia, sus rangos de utilización son variados con una elasticidad muy agradable y desde luego con una entrega de potencia progresiva que me gusta mucho, tira mucho, es potente pero sin dar patadas, sin brusquedades, es de esos motores en los que acabas perdiendo cuál de las 6 marchas llevas engranada. A la refrigeración por aire se le une una por radiador de aceite, aunque éste es ciertamente discreto y posicionado muy bajo. El consumo que yo conseguía me permitía tener una autonomía de unos 300 kilómetros hasta llegar a la reserva, solía moverme en los 6 litros a los 100, su depósito tiene una capacidad de 22,7 litros que pueden dar bastante juego, si exprimes el motor el aumento de consumo se nota, pero sinceramente no tiene una especial justificación llevarlo anormalmente alto de vueltas cuando te entrega tanto en regímenes cuyos consumos son más contenidos.
Cómo es costumbre en este tipo de modelos sólo si tu posición económica es holgada podrás pagar los 26.850 € que cuesta la versión en colores básicos, llegando a tener que desembolsar 28.350 € si quieres un color personalizado.
La Street Glide es un alarde, un Cadillac de dos ruedas, un pasaporte para viajar con elegancia. Otros prefieren llevar una vida normal, con alicientes normales, situaciones normales y vehículos normales, por ejemplo un monovolumen cargado de críos.
Pero hay gente a la que no le gusta lo normal.
José Angel Lorenzo
EN LA SIGUIENTE PAGINA TIENES UNA COMPLETA GALERIA DE FOTOS