Triumph Tiger Explorer 1200 - Segunda opinión
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Probador 2
Tomás Pérez
Ficha Técnica: Edad 54 años, Altura 1,92, Peso 107 kilos
Nivel: Piloto regionales de enduro y nacional de raids en los 90. 3º Clasificado en la categoría Twin del campeonato Mac-90
La categoría 1200 de las trail crece y crece, ahora con una nueva inglesa recurriendo a su característica arquitectura de tres cilindros, una fórmula que parece encajar a las mil maravillas tanto en los 600 como en los 800 y ahora en los 1.200.
En Tierra
Efectivamente, el motor se muestra plano, eléctrico y, desde luego, muy lleno en todo su régimen, con una entrega muy aprovechable para el caso de una trail, aplicando su tracción sobre la tierra de una forma dosificable, aunque hay tener ojo en las pistas y no olvidar que estamos abriendo el acelerador de una 1.200, algo que nos puede llevar a velocidades del Dakar en un abrir y cerrar de ojos. Efectivamente, al encarar una pista recta y con el firme asentado, las velocidades a las que te puede catapultar esta Tiger gigante son de verdadero vértigo, sintiendo un aplomo inédito, tanto por la sección del neumático como por el peso y la longitud de esta dama inglesa. Mientras lleves el gas abierto, es decir: mientras marchemos con carga positiva sobre la tierra, la Explorer seguirá la trayectoria con precisa fidelidad, a semejanza de una potente embarcación fuera borda; sin embargo, en el momento que hagamos la transferencia de carga, o lo que es lo mismo: en el momento en el que cerremos el acelerador o frenemos, buscando el apoyo en el Metzeler Tourance EXP delantero, encontramos en su lugar una desagradable sensación de flotación que nos pondrá, inevitablemente, todo el cuerpo en tensión. En realidad no se trata de un reproche achacable a un error de cálculo, a algún cabo suelto en el diseño de la geometría o de la suspensión, no, más bien se trata de un inevitable peaje que debemos pagar al jugar con una moto y unos neumáticos para todo, como ocurre con cualquier maxitrail.
En el campo a través la Tiger Explorer hace sus pinitos, en mayor o menor medida, dependiendo de la pendiente que encontremos y, claro está, del nivel que muestre su conductor; aunque siempre serán pinitos, porque no podremos mirar ni con la más mínima altivez a ninguna trialera, por inocente que se nos presente. En este terreno, en el del campo a través, por llamarlo de algún modo, donde las velocidades no pueden ser por fuerza muy altas, el límite lo pone el peso de esta Triumph combinado con su lógica estatura de maxi- trail, convirtiéndolo en un obstáculo más a sumar a los del terreno cuando bajamos el ritmo hasta el paso de una persona. En esa situación aparecen sus 260 kilos para caer como el plomo.
El Cardan
Mención aparte merece el cardan de la Tiger Explorer 1200. Lo merece, simplemente, porque cumple como los buenos árbitros de fútbol: Pasa inadvertido. En tierra es simplemente fantástico, sin reacciones, sin la más mínima brusquedad, tanto es así que tienes que mirarlo para quitarte de encima la idea de que conduces una moto con cadena porque ésa es exactamente la sensación que transmite.
Una comparación inevitable
La tentación de comparar esta Tiger Explorer con la que es la referencia de la categoría desde hace décadas es más que irresistible, ineludible. Hablamos, por supuesto, de la BMW R 1200 GS. Si hiciéramos esa comparación, podríamos decir que la protagonista de este reportaje gana en el campo abierto -hablando siempre de terrenos off road- sobre todo porque su motor resulta más aprovechable. Ya hemos comentado que el tricilíndrico de Hinckley se siente lleno y progresivo en el puño, transmitiendo la suavidad de un tacto eléctrico. En cambio, cuando las condiciones del terreno se complican, la alemana gana la partida, no sólo por su menor peso, sino porque, sobre todo, se siente mucho más ligera al conducirla que la propia cifra marcada en la báscula. Finalmente, el escenario en el que la batalla entre GS y Explorer resultará sin duda más reñida es en el que se presenta como ideal, de forma natural, para estas dos gigantes todo-camino, esto es: en una retorcida carretera de montaña con el firme roto por la dureza de la meteorología. El enfrentamiento entre la extraordinaria facilidad que ofrece la BMW en los cambios de dirección y el tirón dosificable que brinda el motor de la Triumph en cualquier régimen y cualquier marcha queda, prácticamente, en un empate, con alguna oscilación dependiendo del radio más o menos cerrado de las curvas enlazadas a las que las enfrentemos.
En el Asfalto
Hablando ya propiamente de la Tiger Explorer 1200, y no como comparación con otras referencias, diremos que su comportamiento en carretera abierta o autopista es impecable, y que esa flotación un tanto incierta que muestra al frenar con decisión sobre la tierra no deja ni rastro al entrar en el asfalto, apareciendo su lugar un sólido apoyo de ambos trenes que ofrece a su conductor toda la confianza. La estabilidad es impecable, por tanto, y la sensación de control con la posición erguida, los pies un punto más bajos y adelantados que en una naked, y sobre todo el brazo de palanca que brinda la anchura de su manillar es prácticamente total.
Para los que busquen una todo-camino pero que guarden dentro de sí alguna que otra inquietud deportiva en asfalto, debemos señalar que el tacto de las suspensiones resulta, inevitablemente, un tanto blando. Es un peaje en correspondencia, dentro de la carretera, que va en el mismo paquete que la debilidad del apoyo en tierra del neumático delantero. Resulta un tanto blando, efectivamente, si tratamos de tirarla con rapidez en los cambios de dirección, pero viví una circunstancia que a más de uno – a mí desde luego- le dejaría pensativo sobre la razón de ser de esta blandura después de vivirla.
Me disponía a encarar una rotonda gigante elevada sobre una autovía, una curva completamente desierta y de asfalto impecable sobre la que no dudé en lanzarme inclinando la Tiger Explorer cerca del límite. Sin embargo y como dicen muchos amigos míos, como dice el propio Aspar en un anuncio y como yo mismo no me canso de repetir en los cursos de conducción, la carretera no es un circuito. Y en ese caso tuve una muestra patente cuando haciendo el tránsito de la redonda completamente inclinado me encontré tan rápido con una de las juntas de dilatación que no me dio tiempo a corregir la trayectoria al distinguir uno de sus dientes fuera de sitio, sobresaliendo unos 7 u 8 centímetros, y viendo que iba directo a pisarlo. La suspensión y la geometría de la Triumph interpretaron aquel saliente metálico como una piedra del camino y reaccionaron absorbiendo el obstáculo sin perder apenas la trayectoria, pero, sobre todo, sin perder ni la estabilidad ni el control del tren delantero. No tengo ninguna duda de que ese mismo trance vivido con un tarado mucho más deportivo que el de esta Tiger grande, y desde luego con un manillar mucho más estrecho y cerrado, hubiera representado un buen susto.
Creo que esta experiencia, y sobre todo la reacción de la inglesa, muestra cuál es su carácter y su sentido, y por extensión el de cualquier maxi-trail.
Por otro lado y sin dejar a los corazones deportivos que buscan o necesitan una moto viajera de todo uso, diremos que su distancia libre al suelo está marcada por unas estriberas de diseño off road, sin avisadores, que se pliegan cuando entran en contacto con el asfalto, pero que no ofrecen mucho espacio para resguardar las botas del roce. Por el lado izquierdo hay que tener un poco más de cuidado cuando arrastramos el estribo porque, a los pocos grados de plegarse, una parte fija de la moto llega a apoyarse en el asfalto. Lo cierto es que yendo sólo y desplazando los hombros ligeramente hacia interior, el grado de inclinación que se alcanza cuando llegan a rozar es muy pronunciado. No obstante pienso que es más importante de lo que pueda parecer comentar estos límites porque este tipo de moto atrae, lógicamente, a personas de gran tamaño, que pueden viajar además en compañía y cargados de equipaje y que pueden practicar, aparte, un tipo de conducción continental o clásica inglesa, inclinando más la moto que su cuerpo; sumando todos esos factores, la distancia libre al suelo se reduce considerablemente y en más de un ángulo cerrado podrían sentir el roce de las estriberas.
La Exploradora de Noche
Parecerá un pequeño desvarío, pero, si observamos con detenimiento, si nos dejamos empapar de todas las sensaciones al conducir una moto, nos daremos cuenta de que muchas de ellas han nacido también para la noche, y el que me entienda sabrá que no hablo de un modelo más o menos apropiado para una juerga noctívaga. La Tiger Explorer 1200 es también una moto nocturna, nos da seguridad por el haz de luz que proyecta sobre el asfalto, que se vuelve oblicuo, pero que no se esconde cuando nos inclinamos con ella. Por otro lado –tal sea fruto de mi fantasía infantil-, resulta acogedora en medio de la noche con ese cuadro iluminado, tan completo y a la vez tan recogido que nos acompaña destacando en la oscuridad.
Pegas
En cuanto a las pegas que presenta esta gran dama inglesa, pues alguno indicaría su peso, otro, tal vez su autonomía, sobresaliente frente a cualquier modelo, pero un tanto escueta comparada con sus directos rivales. Dejo no de estos dos apuntes que para unos pueden representar una pega y para otros una característica, sin más, relativa al modelo; pero como pega a señalar con un índice acusador si que se debe de mencionar la escasa confianza que ofrece el caballete. Con la moto aparcada sobre él está perfectamente estable, sin embargo es muy leve, demasiado leve, el impulso que necesita para plegarse.
Tomás Pérez