Maxsym 400i: En el punto Medio. Prueba a Fondo
Article Index
Un maxiscooter monocilíndrico de 400 se sitúa en el punto medio del amplísimo espectro que se abre hoy día en el mundo del scooter. Un modelo con el la estabilidad, el apoyo en curva y la frenada de otros muchos más potentes y también más grandes (Sigue Leyendo).
Ubicación en el segmento del Scooter
Las necesidades laborales han ido cambiando con los tiempos, y las formas de vida con sus nuevos tipos de vivienda y de barriada donde desarrollarlas han ido aumentando la distancia hasta el trabajo con el crecimiento de las propias ciudades. Este crecimiento ha tenido también su repercusión en el tamaño y prestaciones de los scooters, extendiendo el segmento hasta cotas que resultaban impensables hace apenas tres décadas Del ámbito estrictamente urbano en el que nació el scooter como concepto para todas las marcas de motos, o incluso de coches, una vez dejado atrás el romántico fenómeno de la Vespa, se pasó a cubrir las necesidades que marcaban unos recorridos por las circunvalaciones cada vez más frecuentes, con los que el scooter creció y creció para que finalmente vieran la luz los primeros maxiscooters.
Más adelante, los desplazamientos continuaron aumentando su distancia para abarcar las autovías y las carreteras que cubren una provincia, o incluso que traspasan a otra. Así nacieron los megascooters, con motores descomunales y prestaciones estratosféricas.
Bien. Para empezar a hablar de esta Maxsym 400i, que hemos traído como primera prueba a este nuevo foro Sym, pienso que lo primero que debemos hacer es ubicarla dentro del amplio espectro que en la actualidad cubre el segmento del scooter. Para este caso no puede ser más sencillo, y nos bastará con una simple división por dos para situar al Maxsym 400i. Me explico brevemente:
Si el más grande de los megascooters en la actualidad es un 800 u 850 bicilíndrico, resulta que este Maxsym es un 400 de un solo cilindro, así es que, sencillamente, queda centrado en el punto medio del mundo scooter.
Por tanto podemos decir que el Maxsym 400i es un maxiscooter medio.
Probador: Tomás Pérez
Ficha Técnica: Altura 1,91m Peso: 105 kilos Edad: 55
Nivel: Subcampeón 2012 categoría Twin del Campeonato Mac90. Cuarto y 2º clasificado en las ediciones de 1979 y 1980, respectivamente, de las 6 Horas Internacionales Vespa de Barcelona.
Espacios abiertos
Al sentarme en el Maxsym, percibo cómo la plaza prevista para el conductor es sobradamente espaciosa, siempre que su estatura esté por debajo digamos del 1,85. Si es más alto, como el que subscribe este reportaje, sus rodillas irán apoyadas sobre el interior del escudo cuando lleve los pies colocados sobre las plataformas horizontales, y algo más despegadas cuando pise sobre las oblicuas que dan una postura de aire custom a la conducción.
En cuanto a la plaza trasera, es tan generosa y extensa que se puede hacer un viaje largo manteniendo esa distancia que marca el orgullo tras una discusión de pareja. Además cuenta con el apoyo de un coqueto respaldo pintado a juego con el resto del scooter.
El Silencio
Al girar la llave de contacto, descubro en la instrumentación una información de lo más completa. Detalles como el voltaje de la batería o la traducción a millas de las distintas distancias que marca.
Después, cuando pulso el motor de arranque del 400 cc, escucho un dulce ronroneo que me sorprende, porque me llega al oído como el murmullo propio de un motor más grande, de un motor pluricilíndrico, además. Al girar el acelerador, el ronroneo se transforma en un sonido fluido que amplifica la suavidad que ya de por sí transmite todo el conjunto en su aceleración y en su conducción en general. Porque el motor del Maxsym 400i se siente con fuerza en los primeros metros, con mucha fuerza, desde luego, pero no lanza los tirones, que a veces nos llegan como coces al trasero cuando aceleramos algunos scooters en parado, con el manillar completamente girado para ir sorteando un atasco. Además de ello, el sonido del Maxsym 400i pasa inadvertido al salir de un semáforo gas a fondo para escapar de la jauría rodada que acecha al motorista en cada uno de ellos.
El Aplomo
Desde mi visión de motorista, pienso que éste es el atributo más valioso que ofrece la Maxsym 400, un atributo oculto y que, desde luego, no resulta tan comercial como una estética atractiva, por ejemplo, pero que el usuario agradecerá en cuanto pase por los primeros trances con ella.
El aplomo de la Maxsym 400 se muestra sólido como un pilar incluso en las circunstancias, extremas para cualquier scooter, a las que lo sometí. Me sorprendió especialmente en mi particular prueba de fuego.
La Curva de la verdad
Se trata de una curva cotidiana para mí, aunque no por ello deja de llamar mi atención tanto por su trazado como por su perfil. Es una curva impropia de la vía pública y con la que disfrutaría más de un piloto, si la encontrase dentro de uno de los circuitos en los que compite para poner a prueba tanto la geometría, como el chasis y las suspensiones de su moto de carreras.
La primera mitad de la curva se hace doble sobre una vertiginosa bajada hasta llegar a su vértice, el punto más cerrado, justo cuando marca un cambio de rasante y el perfil se vuelve subida. Excuso decir el conjunto de fuerzas que entran en acción sobre la moto o el scooter al pasar justo por ese punto álgido sin cerrar el acelerador.
He pasado por mi curva de la verdad con un sinfín de motos, no soy de dar capaz ni siquiera un número aproximado de cuántas. El caso es que cuando me aproximaba a ella con la Maxsym 400i, después de hacer una larguísima y tendida subida, me iba mentalizando, preparando para abordarla. Alcancé su antesala y apunté el morro del scooter a un bolardo que marca el punto cerrado del primer arco, para luego volver a abrir la trazada como antesala del punto más comprometido. Entonces me acoplo tras el parabrisas y abro la pierna interior para la facilitar la inclinada, que no es demasiado pronunciada. Cuando la bajada se está acabando, lo cierto es que la velocidad que llevo es inconfesable. Me preparo, tenso los músculos de los brazos, aunque dejo la mínima, y necesaria, holgura de un par de milímetros en la dirección, y aprieto los pies retrasados contra la plataforma, preparándome para una sonada contorsión de la Maxsym. Me la esperaba retorciéndose como una toalla escurrida ante la salvajada a la que estaba a punto de someterla, y me preparaba, incluso, para corregir la probable pérdida de trayectoria que sufriría.
Me equivoqué.
La Maxsym pasó como un raíl por ese vértice crítico, inclinado por el cambio de rasante. Pasó pisando, sencillamente, como una gran moto. No se desvió ni un milímetro y tampoco percibí ni la más mínima sensación de debilidad en toda la parte ciclo: ni en el chasis, en todos los elementos que componen las suspensiones.
Soberbio. No tiene otro calificativo el aplomo de la Maxsym 400.
Investigando después en sus interioridades, descubro que el secreto de este aplomo proverbial reside en la doble tija. Efectivamente, Sym monta un tren delantero con una geometría como la de cualquier moto grande, además de hacerlo sobre unas barras, como las propias tijas, de la más robusta solidez.
En La Urbe
En la Maxsym se produce un efecto de lo más curioso cuando nos acercamos al escaso pasillo que dejan abierto los coches formados en hilera dentro de un atasco. La Maxsym parece adelgazar en el momento de dejar a cada lado los primeros coches. Uno entra midiendo las distancias con precaución y se da cuenta, cuando apura en parado, que el margen que había previsto se queda casi siempre muy sobrado.
Por otro lado, el radio de giro, exiguo como el de un ciclimotor, le brinda una capacidad de maniobra que no se puede ni siquiera intuir antes de subirse a un scooter de 400. Lo cierto es que, observando su volumen, uno se siente después como un rey de la ciudad sentado en su sofá.
En autovía de circunvalación
Un escenario realmente comprometido para el motorista, sobre todo cuando va cargada con un tráfico que circula con fluidez, que va ligero a una buena velocidad. En esos tramos es imprescindible disponer de una buena aceleración, si no, el vertiginoso tetris que van formando los coches te puede atrapar, pillarte entre dos esquinas de paragolpes o derribarte con un golpe lateral. Los 35 CV de la Maxsym 400i van sobrados como salvavidas, con el músculo añadido que brinda un motor monocilíndrico.
De Noche
El haz de luz que proyecta sobre el asfalto es, sencillamente, como el de un coche. Como el de un coche de 2.014.
La luz de noche se enciende automáticamente al entrar en un garaje o en un túnel, algo que me creó algún que otro desconcierto cuando entré en alguno de ellos precediendo a la Maxsym desde otra moto y viendo cómo se intercambiaban las luces de noche y de día a la entrada y la salida del tramo oscuro.
Los leds traseros, con sus dos dibujos en forma de uve, nos dan toda la confianza de que somos bien vistos por detrás. Podemos despreocuparnos de la retaguardia viajando de noche porque va bien señalizada.
Viajando
Pienso que la mejor forma de hacer una idea al lector de la capacidad viajera de la Masym 400 es recomendarle que lea el relato de esta pequeña aventura sobre el scooter y añadir, únicamente, que la unidad protagonista de la misma circula hoy día, después de esa soberana paliza, no sólo en perfectas condiciones, sino que no le ha quedado ni un solo ruido residual, ni un miserable grillo en alguna de sus tapas o guanteras.
En Mojado
Hice una travesía de casi 200 kilómetros bajo una lluvia intensa por todo tipo de escenarios, desde un callejeo en solitario hasta el paso por la circunvalación cargada de tráfico; desde una carretera de montaña hasta el centro urbano, congestionado y caótico, por la hora punta y por la lluvia. Algún lector puede sospechar de mi subjetividad por trabajar para esta marca. Será muy libre de hacerlo, desde luego, pero, aun a riesgo de que para alguno tenga un tufo comercial, mis afirmaciones no van a dejar por ello de resultar una verdad como un templo.
La pisada de la Maxsym 400 sobre el asfalto mojado ofrece una confianza extra, lo mismo que en seco por los virajes más rápidos y ondulados, por ejemplo, con el paso inclinado sobre las juntas de dilatación de un puente. Esta confianza creció exponencialmente a partir del momento en el que hice la prueba de frenada en mojado. Es impresionante cómo recorta la distancia para detenerse. Llegué a apoyar las rodillas contra el interior del escudo, para sujetarme en la deceleración, hasta que conseguí hacer intervenir al ABS, mucho más tarde de lo que esperaba y siempre sin perder ni una milésima la trayectoria que marcaba al scooter con el manillar.
Por último en este apartado, decir que la protección frente a la lluvia que ofrece el Maxsym 400i es sobresaliente para un tipo de 1,91 con una corpulencia de 105 kilos, como el que firma. Tan sólo se me mojaba los hombros y las partes altas de los brazos, mientras que sentía el choque de las gotas contra la parte alta de la pantalla del casco. De esto se deduce que un conductor con una estatura en torno al 1,75 y con unos 80 kilos debe de sentir una protección prácticamente completa con que sólo sobrepase los 10 km/hora.
La Frenada
Su efectividad se debe en buena medida a la misma razón que brinda su soberbio apoyo. El scooter mantiene firme la trayectoria, por muy violenta que resulte la frenada, y no percibí ni una sola torsión incluso cuando sentí literalmente clavarse las rodillas contra el interior del escudo por el efecto de la tremenda deceleración.
Por su parte, el ABS es como los buenos árbitros de fútbol (eso dicen periodistas y aficionados): pasa inadvertido. Sólo interviene en caso de verdadera necesidad y no como algunos que, al pasar frenando sobre una zona rizada, entran en acción de cresta a cresta, prolongando la frenada de una forma tan indefinida como peligrosa.
Suspensiones
La delantera cumple a la perfección el compromiso entre confort y estabilidad, a pesar de que a algún quemado foráneo pudiera parecerle blanda al tantearla en parado. Pero eso es sólo para los más quemados y no lo es, en absoluto, para el usuario tipo de un scooter.
La trasera:
En este caso resulta mucho más complicado conseguir ese equilibrio, por no decir imposible. Delante es relativamente fácil porque tan sólo soporta el exiguo peso de la carrocería –cuatro plásticos, como quien dice-, en cambio al eje trasero le caen las tres cuartas parte de la masa del scooter: motor, transmisión, el peso del piloto, el del pasajero, si lo hubiera, y el del posible equipaje, por añadidura.
Es posible que la suspensión del Maxim 400 nos resulte algo seca al paso sobre algún vigilante, cualquier badén destacable o incluso por una gruesa banda sonora. Sin embargo, recomendaría al lector que sopesase si merece la pena sacrificar algo del proverbial apoyo que ofrece la Maxsym 400i sobre la curva más rápida y ondulada por un punto de confort que, únicamente, nos llevaría a entrar casi en el ámbito del puro sibaritismo.
Espacios guardados
Dos guanteras profundas y sin llave, en la parte superior del espacio que queda tras el escudo, que resultan de lo más práctico para pagar el peaje de la autopista o parar para atender o hacer rápidamente una llamada rápida de teléfono.
Más abajo y en el centro de ese espacio se abre una trampilla con llave que da acceso a otros dos guanteras con algo menos de profundidad, pero con más amplitud. La izquierda guarda en su fondo una toma USB y otra de 12 voltios.
El espacio oculto bajo el asiento es tan generoso como para albergar dos cascos integrales. Es importante señalar que en el último extremo guarda un volumen muy interesante, envuelto por la trasera del scooter, que hay que explorar porque pasa completamente inadvertido.
Consumo
Con una velocidad de crucero mantenida en autovía de unos 120 km/h la Maxsym puede conseguir un consumo muy contenido, arrojando una cifra incluso por debajo de los 5 litros a los cien.
Sin embargo, y a pesar de lo que cabría esperar, el consumo con la conducción, más que exigente, casi de maltrato que sufrió durante unos cientos de kilómetros de esa larga travesía descrita, no resultó exagerada en absoluto, y varió sólo dependiendo de la fuerza del viento. He guardado los datos de algunos tramos para trasladarlos ahora al lector.
La Maxsym 400 registró una cifra máxima de 6,87 litros/100 durante 150 kilómetros de auténtica batalla contra Eolo con el gas absolutamente abierto. En otro tramo de 235 kilómetros, ya con algo menos de viento, aunque también al máximo régimen del motor, el dato registrado fue de 5,89 l/100. Y finalmente en 225 km, también sin aflojar el ritmo ni un milímetro de gas, pero casi sin viento, la Maxsym 400i gastó 5,57 l/100.
Pegas:
-El reloj de la gasolina cae en picado desde el último tercio para meterse en plena reserva. Miras el reloj, levantas la vista para dirigirla a la carretera, dando un pequeño repaso contemplativo por el paisaje y, cuando vuelves a mirar, ya te queda un cuarto menos de autonomía.
-Los registros analógicos del tablero se ven a la perfección en cualquier circunstancia, los digitales del centro bastante bien, pero los indicadores de dirección se distinguen con mucha dificultad de día, al sol, y si montas una pantalla oscura en el casco o miras a través de unas gafas de sol, no se ven en absoluto.
-Los espejos cumplen muy bien, se domina a través de ellos el panorama de lo que viene por detrás, siempre que se vaya erguido o ligeramente recostado sobre la pendiente frontal de la plataforma; pero en el momento que pretendes acoplarte con el parabrisas para mejorar la aerodinámica, pierdes casi toda la perspectiva de los retrovisores. Se podría mejorar este punto dotando de una panorámica a los cristales que ahora no tienen.
Tomás Pérez