Royal Enfield Bullet 500 : Una Moto Ancestral

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Esta Royal Enfield nos traslada a otros tiempos en los que La Moto representaba, para el afortunado que la poseyese, una extensión casi ilimitada entonces de nuestra libertad. Tiempos frívolos, alocados, y latitudes coloniales, en las que el Imperio Británico comenzaba a contemplar con beneplácito la adolescencia de sus vástagos (Sigue Leyendo).

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Al sentarme a escribir el reportaje de una moto así, me he sentido obligado a seleccionar la Mont Blanc entre mis plumas y a tomar uno de mis cuadernos Moleskine, que reservo, como los buenos vinos, para las grandes ocasiones; a veces para plasmar sobre sus páginas, como en este caso, las vibraciones más pasionales y los sentimientos más románticos que me inspiran las experiencias que voy viviendo, así como las escenas que el Teatro de la Vida va representando delante de mí. Sí, me confieso un sibarita amanuense, y pienso que el encuentro con esta Royal Enfield Bullet 500 merece verdaderamente la ocasión.

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Probador: Tomás Pérez

Ficha Técnica: 1,91m, 107 kg y 57 años

Nivel: Subcampeón Mac90 2012 categoría Twin, piloto del nacional de Raids 91 y 92, del Critérium AGV-SoloMoto 78 y 79; 4º y 2º en las 6 Horas Internacionales Vespa de Barcelona 1.979 y 1.980.

 

Si en el caso de la Continental GT debíamos de poner a trabajar nuestra fantasía para colocarnos en situación y sobre todo en sintonía, para el caso de esta Bullet 500, se necesita una ambientación, una puesta en escena muy particular y bastante detallada. En los años veinte, mientras que en los USA se vivía la locura del Charlestón, la excitante clandestinidad de la prohibición y los fastos de personajes como el Gran Gatsby, en otra parte del mundo, en la gran Metrópoli de la Commonwealth, se vivía aquella década de una forma mucho menos superficial. Para ayudar al lector a situarse sobre el momento histórico y los lugares que evoca esta Royal Enfield Bullet 500, dudo si introducirle por un momento en el mundo del cine o en el de la literatura. Pero no, no. Efectivamente, pienso que lo mejor es hacerlo en los dos.

Royal BulletDSC09559Una de las películas que creo que mejor le puede situar en escena es Lawrence de Arabia, dejando al margen, claro está, la maravillosa Brough Superior SS 100 con la que el protagonista, finalmente, perdió la vida. Sí, es cierto que si somos capaces de representar en nuestro interior cierta parte de su esencia, nos sentiremos paseando sobre esta Bullet 500 de una forma muy parecida a como debió hacerlo aquel personaje británico por cualquier paisaje colonial con el ansia de independencia palpitando bajo su suelo. Así es, o mi imaginación vuela como la de Poe bajo los efectos del láudano o, realmente, el espíritu de esta Royal Enfield me ha hecho sentir como el personaje más famoso encarnado por el gran Peter O´toole.

En cuanto a la referencia literaria, pues se trata de una soberbia novela que narra la vida de una cupletista, Anita Delgado, de la que se enamoró el maharajá de Kapurthala en una visita al Madrid de principios del siglo XX. Javier Moro, el autor, se sumergió durante meses en los parajes más profundos y en la historia reciente de la Península Indostánica para darnos, a través de su novela “Pasión India”, una visión, detallada y panorámica a la vez, de aquella sociedad y de aquella época, así como de los olores y colores que destilan y envuelven aquella tierra en la que nació Royal Enfield.

Royal BulletDSC09538La Posición
Vayamos ya a la moto en cuestión. Sólo al sentarte sobre la Bullet 500, tienes ya la sensación de restar unos cuantos lustros, bastantes, en tu contador del tiempo. El manillar curvo, sinusoide, coloca erguido el tronco del motorista sobre su asiento duro, que marca una primitiva ergonomía; primitiva, sí, pero tan efectiva como acogedora. Sin embargo, no sientes realmente ese salto atrás en el tiempo hasta el momento de soltar el embrague y colocar los pies sobre unas estriberas de goma gruesa, atornilladas de forma fija al chasis, que me han hecho revivir un dèjá vu, creyendo estar mirando las de una Montesa Impala. Efectivamente, los pies van a una posición adelantadísima, situados mucho más allá del límite naked que se marca hoy en día y rayando ya en el mundo custom, con lo que nos encontraremos con ellos posados, más o menos, en el punto de una Harley Sportster actual. Finalmente, la amplitud del depósito curvo, ciertamente aplanado, no nos permite cerrar las piernas, descartando definitivamente cualquier estigma deportivo, y situando al motorista dispuesto a pasear por otro tiempo. Si de la Continental GT decíamos que era “una Moto de Antes”, de esta Bullet 500 hay que decir que es una moto de mucho antes, que es “una Moto Ancestral”, y su propia posición empieza a hacernos sentir al estilo de los locos años veinte, o los siguientes.

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