Estuvimos en el Motorbeach 2018
Teníamos ganas de aparecer por el Motorbeach y ha tenido que ser a la sexta cuando nos hemos pasado por el evento de pura Kustom Kulture que haciendo culto a la Beach Life, fusionando Cafe racer & Surf, se celebra en la asturiana localidad de Caravia, justo en el año que se ha conocido como la edición del barro, pero como dice le lema del Motorbeach “Molar is too hard”. (Sigue leyendo)
Parece mentira por ser Asturias, pero en las cinco ediciones anteriores según nos contaron no había llovido, en este año tan salvajemente lluvioso que llevamos, el líquido elemento decidió que la sexta fuera la edición más hardcore, la lluvia será muy necesaria y todo lo que tu quieras, pero estas cantidades de agua que estamos recibiendo son una mierda si eres motero.
No tengo ninguna gana de cargar contra los pecados de la organización del Motorbeach, tampoco tengo nada que ver con ellos, de hecho, ni les conozco, pero no me apetece hacer sangre con cualquiera que fomente nuestro universo grasiento y se moleste en montar un evento así, además, si estuviéramos hablando 100 pavos por los abonos, pero señores, el abono para los cuatro días costó 40 €, yo pagué 48 porque esperé al último momento para comprarlo. Con este abono se podía disfrutar con un buen ramillete de grupos que han mostrado su buen hacer, como los Rezillos, los Godfathers, o el proyecto actual del antiguo líder de los míticos Helacopters, Imperial State Electric, entre otros muchos, con una mención especial a los españoles Los Chicos, cuyo directo me encantó.
Está claro que el Motorbeach no está preparado para la lluvia, la prueba es que la Carrerona se tuvo que suspender y la ansiada competición de Flat Track en el Donut corrió la misma suerte porque el barro engullía a las máquinas, moverse por el recinto era una misión casi imposible si no ibas pertrechado con unas botas altas de goma, las tiendas de artesanos y constructores me da que no hicieron negocio y meterse en las campas con una moto era una misión muy complicada y más complicada volver a salir, la gente habla de que en el precioso paraje donde se celebra el Motorbeach, en los aledaños de la playa La Espasa de Caravia, se debía haber vertido grandes cantidades de grava para evitar el barro, según pudimos saber eso es algo que no se puede hacer alegremente, el motivo es por tratarse de un espacio que debe quedar como estaba antes del evento, la prueba es que la organización tiene que recoger, limpiar y solucionar los posibles desperfectos en vallas para que vuelvan a ser prados para los ganaderos del lugar y durante esta semana hasta hierba han sembrado, en fin, para estos casos donde ves a la gente currar con la mejor de sus actitudes prima que el buen rollo fluya y nada te influya, llegué andando, disfruté todo lo que pude y me lo pasé como un gocho retozando por el barro.
Quisiera hacer una mención al espectáculo Wall of Death Gipsy, me sorprendió gratamente, al tradicional y peligroso show con motos dentro de un cilindro de madera a modo de plaza de gladiadores, los franceses que forman este evento le han añadido una banda de rock que hacía de banda sonora perfecta con un toque casi apocalíptico.
En fin, pensando en volver el año que viene, rezando para que no llueva y si lo hace me importa un huevo porque no será algo que me impida asistir.
Por lo pronto si te quieres dar una vuelta virtual por el Motorbeach 2018 aquí tienes una galería de fotos.
