COMPARATIVA TRAIL MEDIAS - Suzuki VStrom 650, BMW F700GS, BMW F800GS, Triumph Tiger 800 XCA, Honda VFR800X Crossrunner - Tercera Opinión
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Mariano:
Como ya habrán introducido convenientemente, hemos realizado un viaje de unos 2.000 km, recorriendo las carreteras cercanas al cauce del río Duero, desde su nacimiento en Duruelo, hasta su desembocadura en Oporto. Hemos ido cambiando, de moto a moto, intentando percibir sus diferencias, y es lo que pretendo contaros.
Enfocaré mis líneas en percepciones, en sensaciones, que muy probablemente estén lejos de realidades físicas o técnicas, más complejas de medir o demostrar en la “prueba-viaje” que hemos realizado.
Me resultaría relativamente fácil, pero quizás muy subjetivo, identificar cuál era el mejor motor, la más cómoda, la más estable, etc, etc, pero en cierta medida, siendo motos de similar concepción, también lo son muy diferentes en motorización, precio, e incluso enfoque. Si acaso, me atreveré a hacer dos comparativas, y una prueba individual.
Lo que he pretendido conseguir durante el viaje, intentando establecer diferencias por una parte entre la Suzuki y la BMW F 700 GS (las “económicas”), por otro con la Triumph Tiger 800 XCA y la BMW F 800 GS (las más “pisteras”), y la Honda VFR 800 X por otro, en solitario, al considerar a esta una moto del todo asfáltica (ruedas de 17”), aunque tenga estética y postura trail. Y como ya he comentado, estas diferencias serán siempre de sensaciones, que puede que no tengan nada que ver con la realidad, cronómetro en mano.
Nos hemos repartido la responsabilidad de recoger cada uno una moto. A mí me ha tocado la Suzuki, una moto archiconocida, por sus muchísimos años en el mercado, que ha ido recibiendo cambios estéticos, pero no tantos mecánicos (aunque también). Señal de que funciona. Lo cierto es que nada más subirme en la moto, me quedo un poco que ni fú ni fa. Pero seamos justos, acabo de bajarme de mi moto, con bastante más caballería en el motor. Es una sensación que me dura escasos minutos, en seguida empieza a agradarme, y los 10-15 km que discurro por ciudad con ella, son fáciles, se desenvuelve bien en este terreno.
La cargo ligeramente para la ruta, con una mochila bien sujeta, y ahora sí, emprendo el viaje con la Suzuki, primero al encuentro con mis compañeros, para enseguida salir juntos hacia Duruelo. Haremos una parada a mitad de camino para cambiar motos, y antes de esto, he podido disfrutar de la Suzuki y hacerme una ligera idea de sus virtudes, que se confirmarán en el resto del viaje. Es cómoda, bastante más de lo que me pareció inicialmente; su motor sorprende: 68 CV que dan mucho de sí. No ha desentonado en absoluto detrás de sus “hermanas mayores” con las que compartía viaje.
Como decía antes, a mitad de camino, hacemos el primer cambio de moto (y no mencionaré más, porque fueron tantos, que este es el único que recuerdo), y lógicamente hacemos el cambio con su “rival” en el viaje: BMW F 700 GS. Lo primero que percibo en el cambio, es una sensación, clara, de mayor ligereza. El funcionamiento del motor es, además, más fino, pero también es como si transmitiera menos “poderío” que el de la Suzuki. Son sensaciones, porque al igual que sucediera con la Suzuki, esta BMW tampoco desentona detrás de las mayores. Hay que jugar un poco con el cambio, y solucionado. Me resulta ligeramente menos cómoda que la Suzuki, pero imagino que con una buena cúpula (que no desentona en este modelo, al contrario, le da más empaque), la comodidad se igualaría mucho.
Pasando al aspecto de estabilidad, no podría decantarme por ninguna, las sensaciones con ambas son muy buenas. No tienen el aplomo de sus mayores, pero en ningún momento han dado malas sensaciones, y cuando se ha sentido algún movimiento a alta velocidad (más habitual en la BMW, posiblemente debido a su ausencia total de carenado), este ha sido nada preocupante, e incluso me atrevería a calificar de divertido.
El cuadro de mandos de ambas, son de fácil lectura, y dan la información necesaria, si bien es ligeramente más completo el de la BMW.
Y centrándonos en frenos, podemos decir que ambas motos frenan bien, si bien la sensación de mayor mordiente para mí, ha sido en la BMW.
En cuanto al cambio, creo que lo mejor que se puede decir de ambos (y de todas las motos del viaje-prueba) es que han pasado del todo desapercibidos. Funcionamiento correcto, sin nada que destacar negativamente.
Reuniendo las sensaciones vividas con estas dos económicas durante el viaje, me costaría mucho decantarme por una vencedora. La Suzuki se siente como una moto más grande, comodona, con un motor aparentemente más lleno. La BMW me engaña con su motor, parece que no vaya a andar tanto, pero ya lo creo que lo hace. Me parece ligeramente más ágil, y me ha resultado un poco más divertida. Si tengo pensado hacer fundamentalmente largos viajes, cargado, pensaría en la Suzuki (sabiendo que no dejaría de pasarlo bien en las salidas de fin de semana por carreteras reviradas, ya sean estas de montaña, incluso en mal estado, o de curvones rapidísimos de buenas carreteras). Si el uso va a ser más a diario, prevaleciendo las salidas antes citadas, sin descartar tampoco algún viaje largo al año, me decantaría por la BMW, y siempre que la diferencia económica no suponga un verdadero problema. Esta (la BMW), juega con ventaja sobre el papel por motor, y en la práctica por mayor equipamiento. Me han parecido dos “económicas” excelentes, que me han hecho llegar a la conclusión de que no necesitamos más para disfrutar plenamente de la moto, en absoluto.
El siguiente capítulo, va dedicado a las más “pisteras”, BMW F 800 GS, y Triumph Tiger 800 XCA. Ya hablamos de dos motos con un motor nada despreciable, muy cerca ambos del centenar de CV, ambas con ruedas de 21”, que nos facilitará la vida si nos animamos a hacer alguna pista. Indudablemente, y empezando como terminaba mi anterior minicomparativa, es cierto que no nos hace falta nada más, pero no es menos cierto que “cuanto más, mejor”. Más o mejor en todos los aspectos: más motor, más sensación de aplomo en curva (a pesar de la rueda de 21” y de un ligero problema en la Tiger con la suspensión) y mayor comodidad, además de mayor equipamiento. En este último apartado, la Tiger da la nota, con hasta asientos calefactables, que supongo se agradecerán en días muy fríos. Hemos tenido fresco durante el viaje, pero no como para necesitar este accesorio, que he probado, pero que no he podido apreciar por no dar con las condiciones de su necesidad, pero sin duda, como decía antes, si cuentas con ello, mejor para hacerte la vida más agradable.
Centrándonos en el motor, aquí me voy a decantar por lo que seguramente todos los que estén leyendo ya saben: el tricilíndrico de Triumph está un paso por delante del bicilíndrico de BMW. Siempre hay un poco más, siendo el de BMW un excelente motor, del que nos sobran prestaciones para disfrutar de lo lindo.
Son dos motos muy altas, por lo que si no mides al menos 1,75 m, no te será sencillo su manejo en parado. En este caso, la Triumph parece ser un poquito más fácil.
La estabilidad y aplomo de ambas, debiera ser destacable. Sin embargo, esta unidad de Triumph contaba con algún problema de suspensión, claramente, y no era agradable conducirla en curvones rápidos, donde los movimientos llegaban, en algún momento a preocupar. Me consta que es algo puntual de esta unidad, por lo que nos hemos quedado con las ganas en este viaje, de disfrutar plenamente de ella. Desde luego, la BMW sí me ha transmitido muy buenas sensaciones, sin acordarme especialmente de su rueda de 21”.
La comodidad de ambas es alta, si bien es clara ganadora en este aspecto la Triumph, sobre todo por protección, ya que la BMW, como ocurría con su hermana pequeña, iba casi desnuda.
Los frenos, con respecto a las dos “económicas”, dan un paso más, notándose claramente más mordiente. No sabría decantarme por una u otra, si bien es cierto que la sensación de hundimiento de la horquilla, es mayor en la BMW.
La información y visualización de los cuadros de mandos de ambas es muy completa y de fácil lectura. Ambas tienen numerosas opciones, ordenadores con información variada, etc, etc, que lamentablemente, debido al estrés que llevábamos en el viaje (estrés que quisiera para mí todos los fines de semana), no he podido analizar a fondo para hacerme una idea de cuál es más completa y/o útil. Lo mismo ocurre con los modos de motor u opciones de suspensiones (ESA), que, aunque los he probado mínimamente, las condiciones del viaje no me han permitido comprobar claramente sus diferencias y comportamientos. Pero ahí están, sofisticación a tope.
Y llegamos a la “solitaria” Honda. Aunque inicialmente había pensado en no compararla con ninguna, voy a cometer el atrevimiento de hacerlo, en cierto modo, con las dos “pisteras”.
Sin claras diferencias, sí me ha resultado menos cómoda que la BMW y la Triumph, si bien protege claramente más que la BMW.
Es más fácil que las dos en parado, sin ser claramente más baja.
Una vez en marcha, es más ágil en cambios bruscos de dirección, pero no se la siente más aplomada que a la BMW, como debiera por la configuración propia de la moto, sino más bien todo lo contrario. Quizás, aunque no tan exageradamente como ocurría con la Triumph (de la que estoy convencido tenía algún problema de suspensiones), pecaba de una mala puesta a punto de la suspensión. Creo que debiéramos haber invertido un poco de tiempo en intentar encontrar un buen ajuste, pero los cambios de moto eran tan rápidos, todo era tan concentrado, que no encontramos o no quisimos encontrar ocasión. En estas condiciones, a mí me resultó la más cansada de conducir cuando se la exprimía un poco.
No hemos hablado aún de su motor. Es el que más sensaciones transmite, claramente, sobre todo a partir de 6.000-6.500 rpm. A partir de ahí, la respuesta es… ¡contundente!. En marchas cortas, levanta fácilmente la rueda delantera, y la sensación de aceleración es realmente vertiginosa, propia de motores más potentes. He de reconocer, sin embargo, que me esperaba más suavidad de funcionamiento de este motor (no siendo tosco, le esperaba más fino, con menos vibraciones).
Lo que menos me ha gustado, claramente no me ha gustado, es su cuadro. En muchas ocasiones, era difícil ver la información, por el reflejo que daba la pantallita plástica que lo protege.
A mi parecer, por sensaciones, en la Honda nos encontramos el conjunto de frenos más eficiente. La Honda es, como en el caso de las cuatro motos anteriores, una muy buena opción de moto para todo, donde lo que prevalece, en este caso, es su camaleónico motor.
Mi conclusión, después de este viaje-prueba, es que estas cinco motos tienen mucho que dar: satisfacciones en general; satisfacciones si viajas, para hacerte llegar lejos de manera fácil y cómoda, y satisfacciones los fines de semana, cuando salgas a hacer curvas por tus carreteras favoritas, donde ninguna te defraudará ni se descompondrá. Elegir una u otra dependerá, fundamentalmente del presupuesto, y dentro de este, como suele ocurrir, por lo que te dicte “la pasión” por ellas. Ninguna tiene con respecto a la otra nada lo suficientemente determinante para que te tengas que decantar por una u otra.
En mi opinión, elijas la que elijas, será difícil que te arrepientas.
Mariano Caballero.