KTM 200 EXC Menos es más - Segundo Probador
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José Antonio Moreno
Nivel: Gran aficionado al campo, sufridor de atascos mitigados con rutas trail en fines de semana.
Edad: 40 años
Peso: 83 kilos
Altura: 1.75 metros
¡¡Esto no se hace, tío!!
Eso es lo primero que le dije a Sergio cuando me preguntó “¿Qué tal te está pareciendo la nueva 200 EXC?”.
Y es que, probar primero la 250SX y dos días después subirte sobre la 200EXC, es algo duro de digerir. Es como decirte que te tienes “liar” con la hermanastra de “Cenicienta” habiendo probado antes las mieles de su hermana. Y así es como te sientes en el primer contacto con este modelo de enduro si justo antes pruebas la versión de supercross.
Una vez clara mi opinión de haber probado estos modelos en orden inverso, tengo que admitir que me está costando terribles esfuerzos ser objetivo con esta crónica, ya que aunque soy consciente que son dos conceptos de moto y usos totalmente distintos, para un público objetivo totalmente distinto, no puedo evitar las comparaciones con su hermana mayor en cualquier aspecto en el que pienso. Y es que, es cierto que las comparaciones son odiosas…
Aun así, intentaré ser lo más objetivo posible.
Martes 17:30 de la tarde, recojo la moto y la llevo a casa. Una vez en el jardín, la miro y “requetemiro” por todos lados, consulto mi reloj, son ya las 18:00, vuelvo a mirar la moto, vuelta al reloj, miro al cielo y la cantidad de luz que veo indica que no quedan más 2 horas de sol aproximadamente, pero el vicio me puede, no aguanto a mañana y digo “bah, tengo tiempo para una salida cortita por los alrededores de casa y vuelvo antes de anochecer…. ¿Qué puede pasar?”. ¡¡Mucho, puede pasar mucho!! ¡¡¡En qué hora se me ocurrió!!!
El caso es que, como dice mi colega JL “me visto de romano”, lleno el depósito, patada a la moto y “al lío”. Aunque esta versión EXC tiene arranque eléctrico, en este primer contacto preferí usar el pedal para comprobar como andaba de compresión este modelo. Normalmente es algo que me gusta hacer, porque ese primer empuje que te pega como vengándose de tu patada, suele darte una impresión del bicho al que te vas a enfrentar.
En este caso, ya me dice que no tiene tanto músculo como su hermana mayor, pero tampoco se queda corta, simplemente es cómoda de arrancar. La dejo relajarse un momento a ralentí y me entretengo escuchando su canción. Acelero un poco, me grita con armonía de tenor, relajo el puño y vuelve a un tono de voz melódico. Eso sí me gusta, tiene el mismo tono de voz que la SX. Bien, bien, vamos bien, creo que me voy a encontrar con algo muy parecido a lo que tuve la semana pasada, en cuyo caso las 2 próximas horas prometen ser muy divertidas.
Salgo de casa y la llevo relajada por las calles mientras se calienta, hasta que llego al primer camino que me da acceso a “lo marrón”, ahí salimos y ¡¡empieza la diversión!! O eso creía yo, meto segunda y abro gas esperando una levantada que me haga saltar el bordillo que separa la calle y el camino de tierra ¡¡¡mierda, mierda!!! La rueda no se levanta y meto un llantazo contra el bordillo, no muy fuerte, pero no me lo esperaba. ¿Qué ha pasado? Bah, habrá sido fallo mío, pienso. Enfilo el camino y vuelvo a intentar una levantada con el mismo resultado, la moto acelera pero no me entrega una potencia que levante la rueda, sin embargo, sigue entregando, paulatinamente, sigue y sigue, hasta que de pronto ¡¡zas!! sientes como la rueda delantera abandona el suelo. Carita de felicidad, pero con interrogantes intentando comprender que es lo que está ocurriendo. Soy un tío muy curioso, casi diría que rayando en lo cotilla, así que decido perder un rato más intentando averiguar que ocurre y coger el pulso al puño del gas de este modelo. La cuestión es que, abres gas y la moto empieza a entregarte potencia pero de forma muy controlada, poco a poco, existe una latencia de casi 3 segundos desde que abres a tope hasta que el motor da la explosión que tú querías. Ese tiempo de latencia entre la apertura de gas hasta la entrega que esperabas, una vez que te acostumbras no es problema porque te adaptas al motor anticipando tus acciones y pidiendo gas antes de necesitarlo (aunque te obliga a realizar ese cálculo mental y descuidas tu concentración en otras cosas de tu conducción), pero claro, eso lo puedes hacer cuando tienes una visión amplia de lo que tienes delante y los obstáculos a los que te aproximas, algo que no siempre es posible y que te puede meter en algún apuro, como comentaré un poco más adelante.
Vale, una vez que ya me he hecho amigo del puño de gas, ahora sí, la moto se levanta bastante bien, peeeeeero tienes que anticiparte a la reacción de la moto e intentar la levantada en un terreno que te permita una recta sin tener que maniobrar, por el terreno que vas a recorrer en esos 3 segundos antes que la rueda se levante. Una diferencia en la que este modelo me ha gustado más que la SX (son pocas ocasiones), es precisamente eso, la entrega de potencia tan contenida y poco a poco que a mí no me gusta, es una ventaja en los jacos porque eres capaz de mantenerlos durante más tiempo y terreno, ya que la moto no te entrega más potencia brusca, con lo que no tracciona más y no sigue levantándose. Eso en la SX era más difícil de controlar porque seguía entregando de forma inmediata y tenías que cortar tú o te tiraba ella.
Miro el reloj y ¡¡qué rápido pasa el tiempo cuando te diviertes!! Me he tirado 20 minutos enredando con la rueda en el aire y queda menos tiempo para anochecer, hay que apurarse. Abro gas y engancho una pista de tierra muy amplia que me permite darle al puño y ver la velocidad punta que tiene esta nueva EXC, algo que me sorprende. Mantiene 90 km/h sin temblar excesivamente (y eso que voy por una pista de tierra). Esa pista lleva hacia una zona de pinares con trochas estrechas, dominio habitual de los jabalíes de la zona, que es mi objetivo para lo que queda de tarde.
El terreno desde el que salgo es una amplia meseta rodeada de pinares y monte de carrasca (encina baja sin forma definida), por lo que vayas hacia dónde vayas y elijas la senda que elijas, lo único que puedes hacer es bajar. Así que en cuanto llego al pinar me meto por la senda que desciende hacia la Vega del Tajuña. La moto hasta ahora no ha sido difícil de controlar, todo ha sido terreno amplio y sin graves obstáculos, nada difícil, pero cuando llevo 15 minutos bajando entre los pinos noto que el cansancio está haciendo mella en mí y es debido a que la moto me obliga a rectificar mucho más de lo que me gustaría. Es una moto de enduro y con su manillar ancho (bastante ancho) se hace mucho más lenta de reacciones. La senda, que se retuerce entre los pinos como una culebra, me obliga a hacer continuos cambios en la trayectoria, pero la velocidad de reacción de la dirección no es suficiente para el camino por el que voy. En este caso tienes dos opciones, o bajas la velocidad o realizas más correcciones sobre el manillar, por eso me voy cansando tanto.
Pasada la primera parte de la bajada, la senda desemboca en una trialera de piedras. No es especialmente difícil, son piedras del tamaño de un melón y con aspecto redondeado, como las que suele haber en el lecho de los ríos que tienen corriente. Es el terreno perfecto para comprobar el comportamiento de la suspensión delantera (la trasera la probaré otro día en los saltos) y los frenos. Empiezo el descenso con más miedo que vergüenza, pero a los pocos metros voy viendo que la reacción de la dirección se comporta mejor aquí que entre los pinos. Al bajar a poca velocidad me voy confiando, dejando trabajar a sus suspensiones. En lugar de hacer el trabajo con los brazos corrigiendo continuamente para esquivar piedras, cada vez voy dejando más que sea la KTM la que haga el trabajo, lo que me deja descansar bastante los brazos. La verdad es que la suspensión delantera se comporta en esta EXC igual que en la SX, no noto diferencias, no es nada “rebotona”, no se nota dura. Está perfectamente reglada para una bajada como esa permitiéndome bajar a la moto casi recta a la pendiente independientemente del tamaño de las piedras. Hubo algunas que tenían tal tamaño que dudaba si los bajos de la moto se quedarían enganchados aunque la suspensión consiguiese absorber el golpe y saltar la piedra, pero incluso con esas piedras la horquilla se comportó bien. La suspensiones de esta KTM son una auténtica delicia.
Los frenos son otro de los puntos fuertes, ya lo dije todo en la prueba de la SX, son simplemente perfectos. Y eso es justamente lo que te encuentras en este modelo, exactamente los mismos frenos que en la SX. He notado algo más esponjoso el tacto del delantero, por lo que me quedaba la duda de si eran exactamente los mismos componentes. Como la duda se mantuvo hasta el día de entregar la moto al concesionario, no me pude aguantar y se lo comenté a Javier (responsable de las motos de prensa del concesionario KTM en el que probamos este modelo), una persona majísima y agradable, que contestó encantado a mis preguntas, confirmando que los dos modelos llevan exactamente el mismo sistema de frenos y los mismos componentes (gama alta en ambos modelos).
Como decía, noté un tacto distinto, más esponjoso, pero en ningún momento insuficiente, ni brusco. Es igual de dosificable que en su hermana mayor y te da una sensación de tranquilidad y confianza descomunales en bajadas como esa trialera. Es posible que esta diferencia sea una apreciación mía y sea subjetiva al estar condicionada por haber probado antes otro modelo, pero me veo en la obligación de comentarlo aquí.
Ojo con la ropa que lleváis, concretamente el pantalón, porque la textura del asiento hace que deslices bastante bien y en las pocas ocasiones en que te sientas para bajar, tienes que luchar continuamente con la fuerza de la pendiente que te hace subirte sobre el depósito.
El resto del trayecto discurrió por sendas paralelas al río, en las que había que esquivar alguna rama con bastante frecuencia, tanto con las ruedas, como con tus brazos, llevándome de recuerdo algún moratón de un latigazo que no pude esquivar. Las sendas arenosas, que no hace mucho tiempo han formado parte del cauce arenoso del río, me hacen pasar un rato muy divertido provocando derrapes sobre la arena. La EXC no tracciona tan rápido y fuerte como la SX, pero desde luego lo suficiente para que consiga agarrar incluso en el barro que iba encontrando en algunos trechos del río.
Así, recodo tras recodo iba comiendo terreno y tiempo, esperando a ver que me encontraba a la siguiente curva del camino, porque la vegetación no te deja ver lo que te vas a encontrar y eso precisamente fue lo que me metió en algún apuro. Si tienes visión de tu recorrido, puedes anticiparte a los obstáculos abriendo gas antes, calculando el momento y el punto en el que te va a entregar la potencia para conseguir pasar ese obstáculo. Pero eso no era posible en el recorrido que estaba haciendo en ese momento y en una curva cerrada entre los árboles, al tomarla me encuentro una montonera de tierra, seguramente causada por el deslizamiento del terreno con las lluvias, que no puedo superar con la velocidad que llevo, así que abro gas bruscamente esperando superarla, pero el motor va a su ritmo y con su relajación en la entrega, hace que me quede sólo con la rueda delantera comenzando a subir. Las raíces de los árboles a los lados no me dejan apoyar el pie correctamente y la moto se desliza y se cruza mientras el motor continúa su escalada para entregarme la potencia que le había pedido. Y ahí me quedé, colgado como un jamón, cortando gas para que el motor no me lanzase contra los árboles, clavando frenos para que la moto deslizase hasta abajo.
Ese imprevisto del terreno habría sido muy fácil de superar con una entrega de potencia más inmediata o haber visto el obstáculo para anticipar la entrega.
Una rápida mirada a mi alrededor me hace ver que casi no hay luz y pienso que seguramente es por lo cerrada que está la vegetación, pero miro mi reloj y ¡¡¡la leche!!! No sé cómo lo he hecho, pero se han ido más de 2 horas y queda un hilo de luz al final de la puesta de sol. Con lo que me estaba divirtiendo me he emocionado y me he alejado más de lo que tenía pensado. Cuando me he dado cuenta he hecho 65 km a lo tonto y ahora hay que volver con la noche encima.
Doy la vuelta y subo el ritmo mientras pienso que aunque la moto se comporte bien en la subida y me ayude en lo que pueda estoy fundido ya. El cansancio se nota cada vez más, pero la situación no permite que me pare a descansar y perder aún más tiempo.
En la subida con un ritmo tan rápido y la poca luz que queda, no veo bien las irregularidades del terreno y de pronto la rueda delantera cae en un “reguerón” de los hondos, causado por el arrastre del agua de lluvias, justo cuando estoy llegando a la altura de una encina que tiene una rama larga metida en el camino por el que subo. Como la rueda delantera está metida en el reguero, no puedo sacar la moto de ahí y sólo puedo seguir recto hasta que acabe el reguero y la rueda salga por sí misma, lo que significa comerme la rama contra el pecho y mi brazo derecho o tirarme de la moto y que se la coma ella….
Me pudo la responsabilidad y elegí la peor opción, llevándome un buen recuerdo en el pecho y aún mejor en el brazo. Salir del reguero habría sido muy fácil con un motor que entregase potencia inmediata. Habría bastado provocar una levantada de la rueda delantera para sacarla del reguero, pero a la velocidad que iba subiendo y en tercera no era posible con la EXC, otro ejemplo de por qué no me gusta esa latencia en el motor.
Después de todo lo pasado en 2 horas escasas aún quedaba lo mejor. A pesar que el depósito es semi translúcido y se ve perfectamente la gasolina que queda, con poca luz no veía la gasolina que quedaba … El motor empezó a quejarse y a los pocos metros ya estaba empujando la EXC cuesta arriba. Afortunadamente estaba llegando a la entrada de un pueblo que tiene gasolinera, así que me costó sólo 10 minutos empujando.
Repostaje y otra vez sobre la moto, pero ahora ya me lo podía tomar con más calma porque entre lo tarde que era, el ratito empujando y todo lo demás, ya se había cerrado la noche, así que ya daba igual, no había prisa. Enciendo el faro de la EXC y me dirijo a la salida del pueblo para meterme de nuevo en las pistas de vuelta a casa. Mientras voy por las calles del pueblo, el faro de la EXC me engaña, ayudado por las farolas de las calles, pero en cuanto asomo la nariz a la pista me doy cuenta que la vuelta aún va a durar más que la ida. Y es que, la luz de la EXC es muy pobre en noche cerrada. El faro enfoca bastante bajo, por lo que ves más o menos para moverte, pero sólo a 2 metros, lo que puede estar bien para circular a 10 km/h, pero no más.
Una solución de compromiso es meter la larga, que enfoca más alto y consigues ver casi como esperarías que alumbrase la corta normalmente, pero en este caso, ni siquiera eso, así que puedo ir más rápido que con la corta, pero no como me gustaría.
Para ser justos con la EXC hay que decir que no he visto una moto de enduro de ningún fabricante, que tenga una potencia lumínica decente. Todas se quedan cortas y son insuficientes en el campo.
Para hacerlo todo más difícil, las sendas por las que rodaba atraviesan uno de los mejores cotos de caza de la provincia de Madrid, así que además iba con la tensión de encontrarme a algún conejo en mitad de la curva. Hay muchos y como el faro de la EXC ilumina tan poco a los conejos no les molesta su luz, así que no se mueven hasta que estás casi encima de ellos. La situación era cómica y divertida, pero reconozco que peligrosa, porque ya me las veía y deseaba para esquivar las piedras que había en el camino ¡¡por lo menos esas no se movían!!
El faro de la EXC me recuerda (batallita del abuelo cebolleta) a las “luces de guerra” que tenían los landrover militares (quienes hicieran “la mili” saben de qué hablo). Eran 2 luces frontales del tamaño de un bolígrafo cada una, que iluminaban sólo 1 metro delante del vehículo, usadas en los desplazamientos en plena guerra para evitar que el enemigo las vea desde lejos. Pues esa misma sensación es la que he tenido con el faro de la EXC, seguro que no la ve el enemigo, pero tú tampoco….
Al final, tras incontables tirones de dirección para esquivar conejos llegué a casa. Al mirar el marcador de la EXC y ver que había recorrido 110 km recordé mis palabras ¿Qué podía pasar? ¡¡¡Já!!!
El resto de pruebas las realicé en salidas similares, pero las sensaciones fueron las mismas y el comportamiento de la moto idéntico al descrito, excepto algún día que la llevé a dar unos saltos para ver la cara a su suspensión trasera. La moto está hecha para aguantar batalla, desde luego de eso no hay duda, pero no le gusta tanto saltar como a su hermana, la SX (otra vez la odiosa pero inevitable comparación). Amortigua muy bien la caída de la rueda trasera, no te enteras, ni siquiera rebota, lo que hace que no estés tan tenso para agarrarte y que no te saque las botas de las estriberas al caer. A mi juicio, el equilibrio de pesos en la EXC no está tan logrado, teniendo que acompañar el piloto con el peso sobre el asiento en el inicio del salto para ayudar en la caída y tomar tierra con la rueda trasera en lugar de con los dientes.
No puedo dejar de comentar que el hueco que hay entre el bloque motor y la barra que soporta el depósito, es muy escasa, lo que dificulta bastante el cambio de bujía, necesitando para ello una llave de bujías bastante corta para que no haga tope con la barra, imposibilitando meter la llave sobre la bujía.
Como resumen final, he encontrado una moto muy, muy divertida para el día a día, más pesada de lo que esperaba (no de peso, sino de aceleración, menos ágil de lo que creía y más lenta de reacción en las correcciones de trayectoria (en eso influye su manillar más ancho que el de la SX) y no especialmente preparada para saltar, aunque lo hace muy bien si la ayudas.
Sin ninguna duda sus puntos fuertes son los frenos y las suspensiones, aunque tengo que decir que en algún momento de las salidas que hice sentí hormigueo y adormecimiento en las muñecas, lo que indica que aunque no fuera muy consciente de ello, la suspensión delantera me transmitía más vibraciones de las que parecía.
José Antonio Moreno.