BMW S 1000 RR (2015): Despegamos

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La arquitectura y la ingeniería meten de lleno en el terreno de la sofisticación a esta soberbia deportiva, para convertila en una máquina total en la pista, todo efectividad, mientras se deja llevar con docilidad en la carretera (Sigue Leyendo).

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Es la quinta versión S 1000 RR que tengo la oportunidad de probar, incluida la preparación especial que hizo Castro Maroto sobre la HP-4 del equipo Easyrace para competir en el CEV de 2.013. La primera diferencia que he sentido al arrancar esta 2.015 (dejando al margen, lógicamente, el pepino de carreras) ha sido el sonido que lanza al viento la doble salida que contiene el llamativo silencioso de sección oval al estilo seis cilindros de la marca. Ese sonido, electrizante sin duda, debe de andar por los decibelios justos del límite para la homologación, y ello lo delatan las pequeñas explosiones, aun más excitantes, que escapan en cada reducción con el nuevo cambio automático (Asistente de Cambio Pro), directamente heredado del mundo Super Bike, y que se presenta como la novedad más llamativa de la versión 2015. No digamos ya, cuando la escuchas aullar recorriendo la recta de meta de Jerez al límite de vueltas, su grito se confunde incluso con el de muchas motos que habitualmente fluyen por el circuito. Pero no adelantemos acontecimientos.

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Probador: Tomás Pérez

Ficha Técnica: 1,91m, 107 kg y 56 años

Nivel: Subcampeón Mac90 2012 categoría Twin, piloto del nacional de Raids 91 y 92, del Critérium AGV-SoloMoto 78 y 79; 4º y 2º en las 6 Horas Internacionales Vespa de Barcelona 1.979 y 1.980.

 


En otro apartado, el de la frenada, resulta muy difícil decir si es aun más efectiva que antes, si la deceleración es más rotunda, porque la S 1000 RR, desde el principio, ha sido una moto sobresaliente por su soberbia deceleración, pero lo cierto es que la de ahora, en la primera toma de contacto, llama la atención la contundencia con la que retiene y se para a la mínima solicitud del dedo índice. Desde luego que es casi mejor con esta potencia en la maneta, no echarle más dedos encima. Pero dejemos estos comentarios a modo de aperitivo y pasemos a analizar esto auténtico avión sin alas.

La Posición
No deja lugar a dudas. Súbete, apoya las palmas de las manos, acóplate de la forma más natural y cómoda posible y, en cuanto te pongas en marcha y poses los pies sobre la elevación de las estriberas, desplaza el trasero hacia atrás al máximo, hasta hacer tope con la pared del colín. Parapetado en esta posición, uno se siente acoplado y con una actitud de anticipación que hace tan fácil la concentración como si la S 1000 RR te la sirviera en bandeja. ¿Preparados? Despegamos.

En Autovía
Más vale dejar volar la imaginación, trasladándonos a cualquier paraje placentero, a sumergir la mente en nuestros pensamientos más profundos o incluso a valorar una decisión importante. También, ¿por qué no?, podemos ensayar nuestro acoplamiento sobre la S 1000 RR, a ritmo de 120 por hora, para el día que llegue, pasar por la recta del circuito convenientemente integrado en su ergonomía, porque, la verdad es que con la aceleración tan brutal y la velocidad que son capaces de desarrollar en unos segundos sobre la pista sus 198 CV, lo vamos a necesitar. Pero otra vez me he adelantado. Discúlpeme el lector, pero estos impulsos no son fruto de otra cosa que de lo que la S 1000 RR engendra, lógicamente, en quien la conduce: Estos es: el deseo de ir al circuito a la primera ocasión que surja.
Está claro, la S 1000 RR es una moto diseñada para la gimnasia del piloto, una moto que exige movimiento sobre ella y que los trayectos estáticos deben de ser meros trámites hacia otros escenarios más amenos, y desde luego, más sinuosos.
BMW S 1000 RR 2015 RS 0291Subrayar, eso sí, en este apartado, la efectividad del control de velocidad para evitarnos más de un disgusto inesperado con el rádar. Un elemento más práctico y ahorrativo de lo que pueda parecer en un principio instalado en una moto así. Por último, apuntar que la luz que ofrece el grupo óptico, el mismo de las otras versiones, proyecta un haz de luz suficientemente generoso dentro de los límites de velocidad marcados por el código. Siguiendo en la noche, el display se lee con suficiente claridad, incluso con 2 dioptrías de presbicia; aunque, eso sí, es tan extensa y variada la información que ofrece, que tanto de día como de noche, debes de aprenderte en qué rincón poder leer cada referencia para no perderte.

En Carretera de Montaña
Es curioso cómo uno se siente un tanto extraño y casi algo forzado vistiendo de calle sobre la S 1000 RR, con apenas una cazadora de cordura más el casco y los guantes. Así dudé por la mañana: No sabía si vestirme con la chaqueta y el pantalón de verano para la prueba de carretera, hasta que finalmente me decidí por el magnífico mono Danrow, de una pieza y a medida, diseñado para la competición. Y sí, es curioso, también, como nada más cruzar el umbral del garaje con esta soberbia deportiva, sentí de inmediato, con el mono puesto, cómo todo se acoplaba en una postura tan radical, incluso atravesando los pasos de cebra subidos sobre sus vigilantes urbanos para sujetar los ímpetus de los conductores.

Bien. Tal vez para explicar la facilidad que ofrece la S 1000 RR en este territorio de las carreteras con curvas, lo mejor será que eche mano de la experiencia vivida durante la prueba; pero no con la BMW, precisamente, sino con una deportiva de 600 de hace ocho temporadas. Durante un tramo de la ruta, cambié la S 1000 RR por esta Super Sport de calle. Es verdaderamente llamativo cómo la 600 de 2007 me resultaba torpe y pesada al balancearla en los cambios de dirección, y algo cabezona en el momento de girarla, de meterla en el viraje.
Volviendo a la BMW por la carretera de montaña, es importante subrayar que hay que tener cuidado, o más que cuidado, conciencia, de la tremenda velocidad de paso por curva con la que fluye por los virajes sin crearnos sensación real de ir de prisa, sobre todo por el mínimo o el nulo esfuerzo que exige para ello. Es tan sencilla de conducir por esas carreteras sinuosas, y se aferra tanto al asfalto, que tienes que hacer un verdadero esfuerzo para tomar verdadera conciencia de lo rápido que pasamos a lo largo de cada viraje.

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Se trata de una moto matriculada y, por tanto, tenemos que pasar también con ella por un escenario tan poco apropiado para sus aptitudes deportivas. Bien, digamos primero que la visibilidad a través de los espejos, más que excelente, resulta sorprendente, tratándose de una deportiva: Con mi corpulencia queda una buena parte del campo visual que cubren los retrovisores libre de codos y antebrazos; más que suficiente para vigilar lo que va ocurriendo a nuestra retaguardia. Por lo demás, circular en la ciudad con la S 1000 RR, se trata de meter una deportiva entre calles para transitar, esquinas para doblar a ritmo de bici de paseo y tortuosas aglomeraciones de coches en las que encerrar a una auténtica fiera, con su domador pasando por el tránsito de la manera menos sufrida posible. Algo común a todas las deportivas. Sin más.

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