Suzuki GSR 750: Dos Motos
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Una moto suave, dulce, que en el primer contacto oculta una eficaz faceta deportiva. Una moto que encajará como un guante al que acaba de cerrar su etapa inicial de los 125 y las limitaciones y que satisfará a unos cuantos que ya estén de vuelta de los circuitos o las grandes travesías, por un precio realmente competitivo (Sigue Leyendo).
La GSR 750 lleva ya algunos años en el mercado con mínimos cambios, pero al verme delante de ella lo primero que he pensado es que el paso del tiempo no la ha afectado de manera negativa, al menos a su estética. Es una moto atractiva, de aspecto compacto y musculoso, con una imagen de naked deportiva que sigue pareciéndo actual. Siempre me ha gustado la combinación de las pinturas negras brillantes de Suzuki con el logotipo en rojo, incluso tengo una GSXR 600, que me encanta, con la misma combinación de colores.
Hace unos meses dispusimos de otra unidad en blanco y con escape Yoshimura, también atractiva, lo que nos ha permitido incluir ambas versiones en las fotos pero yo me quedo con la negra.
Ambos modelos incorporan ABS, como añadido a la opción básica.
Probador 1: José María Hidalgo
Ficha Técnica: 60 años, 85 kilos, 1,83m
Nivel: Rutero, sufridor de atascos, adicto a las carreteras de montaña, aficionado a las tandas en circuito.
En el par de días que he pasado con ella me ha convencido como compañera para la vida diaria, como una 600 ciudadana de corte deportivo, igual de práctica, con manejo poco comprometido por la forma en que entrega la potencia y sus razonables dimensiones, pero con una mayor solvencia en el puño del gas.
Tiene el probadísimo y robusto motor de las deportivas GSXR pero modificado bajando su potencia y repartiéndola a lo largo de toda la gama de revoluciones para facilitar su uso a regímenes bajos y medios, lo que resulta muy positivo en una moto válida para el tráfico diario. En su tetracilíndrico de 749 cc la potencia baja a unos estimables 106 cv en lugar de los 135 que daba en la deportiva de su generación, pero en las gamas mas utilizadas en carretera y ciudad se dispone de una mejor respuesta, mas constancia en la entrega y mejor sensación en el puño. Al tener una potencia superior a los 95 cv. no se puede limitar ni, por lo tanto, utilizar con carnet A2.
Al subirte ves enseguida que es de dimensiones asequibles, se llega bien al suelo (asiento a 815 mm), el manillar está correctamente colocado para permitir una postura erguida pero algo inclinada sobre el, una postura cómoda pero con un toque deportivo.
El asiento es de aspecto similar al de la GSXR, muy deportivo y de mullido firme, aunque no resulta demasiado duro y es suficientemente amplio para poder moverte. La posición de las piernas conserva una posición también similar, menos extrema, pero con las rodillas bastante flexionadas, aunque a mí no me ha pasado factura en las dos rutas de mas de 200 km. que he hecho.
El cuadro de instrumentos, es visible y muy clásico dentro de la marca ya que, con mínimas variaciones, es el que lleva equipando a sus modelos sport desde el 2007. La información, sin ser tan completa como en los mas sofisticados cuadros de las últimas realizaciones, tiene lo necesario, incluyendo indicador de marcha, trips, temperatura, nivel de combustible, consumo, etc. Tanto la velocidad digital como el cuentarrevoluciones permiten una rápida y clara lectura.
El embrague por cable, de suave accionamiento y poco recorrido al desembragar y la maneta de freno regulable en distancia.
Las suspensiones, sin más regulación que la de precarga, están taradas algo duras para mi gusto, su ajuste parece pensado para firmes aceptables pero resultan secas en firmes rizados.
En los frenos se ha buscado un tacto poco comprometido, sin la contundencia de los modelos sport, pero son sobradamente suficientes para parar la moto con seguridad. No lleva pinzas de anclaje radial, bomba radial ni latiguillos metálicos – Un amigo, experto mecánico, siempre me dice que las marcas japonesas no ponen latiguillos inextensibles en la mayoría de sus modelos buscando hacer la frenada menos agresiva, pensando mas en los usuarios medios que en los más expertos, lo que parece muy posible -. Esta unidad incorpora un sistema de ABS de correcto funcionamiento, pero sin la velocidad de pulsación de los sistemas de última generación, con intervalos mas cortos en el soltar/frenar.
Al arrancar se nota enseguida su suavidad de funcionamiento, El sonido del motor con el escape estándar es discreto, la primera entra sin ruidos, el embrague es suave y requiere poco esfuerzo y el motor empuja con dulzura pero solvencia en la zona baja del cuentarrevoluciones, en las 3 primeras marchas puedes acelerar desde poco mas de 2.000 rpm y desde 3.000 en cualquier marcha. Esto te hace fácil y agradable transitar por la ciudad en la que, su manillar de anchura contenida y la posición de los espejos, te facilita pasar entre coches. El radio de giro es más que correcto, el punto muerto se localiza fácilmente y los espejos dan una aceptable información de lo que se nos acerca, como moto ciudadana solo le pondría como pega la capacidad de carga y unos reposapiés situados algo altos y retrasados, aunque luego esto es una ventaja en conducción deportiva.
Por carretera se puede exprimir su motor y disfrutar de una entrega muy constante y sin sobresaltos desde 3.000 rpm hasta la zona roja a 10.000 rpm. Entre 5.000 y 6.000 rpm se nota un mayor empuje. Un motor muy agradable y con grandes sensaciones deportivas si utilizas la segunda mitad del cuentarrevoluciones.
Como moto viajera, presenta el evidente hándicap de la falta de protección, pero como cualquier moto desnuda, también la capacidad de carga, pero resulta fácil y divertida, con buena aceleración, estabilidad y frenada. El asiento es algo duro y las rodillas van más flexionadas que en motos mas turísticas, pero a poco que te muevas sobre ella, el cansancio tarda en aparecer. Y el consumo, a los ritmos de viaje que permiten su aerodinámica y el ahorro de puntos en nuestro carnet, es muy razonable. En una ruta a ritmo tranquilo llegué a ver 270 km con la reserva recién encendida, un consumo de 5,3 litros lo que daría una autonomía de 350 Km con los 19 litros anunciados para su depósito. En recorrido mixto ciudad/carretera/montaña ha gastado 5,47 litros/100 Km. y en una ruta de montaña exigente a ritmo medio 5,7 l. En todos los casos un consumo muy contenido que la dota de gran autonomía. Tampoco tendrás queja de su estabilidad o aplomo, solo en curvas tomadas a mucha velocidad se nota algo falta de retención y echas de menos la posibilidad de regulación de sus hidráulicos.
En el apartado del pasajero hay que decir que, salvo que este sea muy sufrido, no conviene planificar rutas largas a dúo, el asiento es breve y duro y, salvo la cinta “quitamultas” no tiene a donde agarrarse, la sequedad del amortiguador también le pasará factura sobre baches.
Por rutas de montaña resulta muy divertida, sobre todo en asfaltos medios, no es de las mas rápidas cambiando de dirección pero si muy noble y aplomada y su motor, todo suavidad, permite desde paseos tranquilos disfrutando del paisaje y con pocos cambios de marcha hasta una conducción muy alegre estirando el motor hasta las 8 o 9.000 rpm. El cambio es fenomenal, como es tradición en la marca, preciso y con corto desplazamiento de palanca. La postura es muy adecuada para este terreno, suficientemente erguida para ver bien la carretera, algo volcada sobre el manillar y las con las piernas flexionadas en posición deportiva. Como ya hemos dicho, los frenos no tienen un tacto contundente e inmediato pero funcionan muy correctamente, con suficiente potencia y facilidad de dosificación, aunque, en conducción agresiva hay que aplicar fuerza en la maneta si queremos deceleraciones contundentes. Por lo que parece, se ha optado por primar la facilidad de uso a ritmos medios sobre la eficacia en conducción deportiva.
Las suspensiones, siendo sencillas, tienen un funcionamiento muy equilibrado en firmes aceptables y la horquilla permite aplicar con fuerza los frenos sin demasiado hundimiento, sin embargo, en asfaltos más bacheados, típicos de algunos tramos de montaña, el amortiguador resulta algo seco y acaba pasando factura a tu cintura. Esto lo he sufrido acompañando a un grupo de amigos con trails a muy buen ritmo por puertos de la zona de Madrid y Segovia en la que acabé algo “desriñonado”, la verdad es que para estas carreteras donde esté una trail asfáltica….
La comentada falta de retención en los hidraúlicos también se traduce en algo de movimiento acelerando muy fuerte a la salida de alguna curva, pero sin llegar a ser preocupante. El funcionamiento es mas que correcto teniendo en cuenta la contención de costes a que obliga su competitivo precio.
En resumen, esta GSR me ha gustado mucho como moto ciudadana y compañera de rutas de fín de semana (evitando los asfaltos muy rotos), amable, divertida, bella, discreta, fácil de llevar, de bajo consumo, mantenimiento económico y con un precio muy contenido en su actual promoción: 7.399€ para el modelo sin ABS y 7.999€ para el que incorpora ABS. Una alternativa a las 600 polivalentes por no mucho mas dinero y un motor claramente mas lleno y potente.
José Mª Hidalgo
Probador: Tomás Pérez
Ficha Técnica: 1,91 m, 107 kilos, 56 años
Nivel: Subcampeón Mac90 2012 categoría Twin, piloto del nacional de Raids 91 y 92, del Critérium AGV-SoloMoto 78 y 79; 4º y 2º en las 6 Horas Internacionales Vespa de Barcelona 1.979 y 1.980
¿Suavidad?
Tanto y tanto evoluciona el equilibrado de los motores que han agotado los calificativos de un diccionario tan rico como el castellano. Ahora, para transmitirlo, debemos de echar mano de otros recursos más bien literarios. Sí, ahora me veo abocado a mirar en el mundo de las metáforas qué es lo que puede brindarme la imaginación.
Un siseo, sí, podemos decir que es como un siseo grave. Más que un susurro y menos que el chasquido de la lengua de alguien que nos chista. Así suena el motor de la GSR 750 al ralentí. Un siseo grave que se convierte en un dulce zumbido para el oído en cuanto se inicia la marcha abriendo del acelerador.
La verdad es que, al soltar el embrague por primera vez para iniciar la marcha, pensé que había sido abducido por algo así como el síndrome de la suavidad que provoca esta enésima versión del cuatro cilindros de Suzuki. Así es, apenas moviéndome por el garaje, ya sentí cada gesto de esta GSR 750, cada respuesta a mi más mínima solicitud, con una delicadeza que más bien era dulzura en lugar de suavidad. Tanto la respuesta en los gestos del manillar como el tacto del embrague transmiten esa sensación de seda.
Luego, en la calle y progresando en una breve aceleración urbana, el cambio prolonga más allá esa dulzura, y a la hora de parar, la maneta del freno también se siente suave en el tacto pero con suficiente mordida sobre los discos cuando les exigimos una retención contundente. Eso sí, el ABS aparece de una forma un tanto paternalista (algo prematura), más aun en el trasero, pero tal vez sea para guardar esa misma sintonía sedosa que transmite toda la moto.
Gato Encerrado
Empiezo a deslizarme por las calles del barrio, y a las primeras de cambio esa suavidad general, esa delicia en la conducción sufre un golpe seco al pasar con cierta alegría por encima de esos taludes artificiales que colocan los ayuntamientos para reducir la velocidad, y también para machacar las transmisiones del coche, cuando tira del remolque con las motos cargadas. Al enfrentar la rueda delantera con la primera rampa del obstáculo, el encontronazo que me transmite la horquilla de esta GSR no es suave, ni dulce ni de mantequilla, vamos; y eso que alcancé el vigilante con el gas abierto y la moto en carga positiva para facilitar el trabajo de amortiguación.
La horquilla se muestra firme, dura y con una respuesta seca. Lo mismo ocurre con el amortiguador trasero al tomar tierra después del exiguo despegue que provoca la propia inercia y la tracción a la salida del obstáculo. Un golpe seco en la bajada del vigilante que deja una pregunta rondando en mi cabeza: ¿Una moto que se siente más suave la seda en el tacto de su motor, del embrague, de su cambio, también del freno, una moto con una fluidez dinámica ágil y dulce y que monta unas suspensiones tan duras? No adelantemos acontecimientos, me dije, porque aquí debe de haber gato encerrado.
Otra Moto
Bien. Sigo evolucionando con la GSR 750 por calles vecinales, cruces con pasos de peatones y atravesando una docena de rotondas. En ellas, se desenvuelve con una soltura total, resolviendo las tres variantes a las que obliga cada uno de estos cruces curvos con una naturalidad y sobre todo, con una facilidad que sin duda hará la conducción a los que empiezan mucho más sencilla de lo que puede presumirse de una 750. La verdad es que los tetracilíndricos en línea transversal han ido adelgazando, adelgazando, y durante los primeros metros que iba sobre esta GSR 750, me iba preguntando dónde había metido Suzuki el bloque con los cuatro cilindros atravesados.
Un poco más adelante y por las calles suburbiales de un polígono industrial, se consolida en mi cabeza la idea de suavidad, la sensación de dulzura y esa imagen de moto fina para esta Suzuki. Por fin, la salida de una de esas rotondas desemboca en el enlace con una de las autovías que circundan Madrid. Hasta ese momento, no había subido, prácticamente, de las tres mil vueltas, y allí, con un terreno recto, amplio y despejado por delante, puedo abrir todo el gas en segunda para estirar la marcha hasta la línea roja y ver qué ocurriría, aunque, la verdad sea dicha, sin mucha expectación por mi parte, porque la GSR 750 se me antojaba hasta ese momento como una moto bastante predecible, por no decir lo sosa que me consta que le resultaría a más de uno a bajas revoluciones. Craso error.
Sí es cierto que la moto acelera de una manera muy suave y progresiva sobre las tres mil, cuatro mil, etcétera, pero a partir de las siete mil saca un genio imponente que pide pista libre. La GSR 750 empuja y empuja hasta el final con una fuerza que no te esperas, o que al menos yo no esperaba. Eso sí, la aceleración se desarrolla de una manera uniforme, no hay ningún escalón a partir del que el motor suelta un latigazo que pueda cogernos desprevenidos. La GSR avisa, te va advirtiendo o apuntando cómo va a responder en el instante siguiente. Lo único que le ocurrió a un servidor en particular es que no esperaba ese temperamento en la parte más alta del cuenta revoluciones.
Deportiva
Bien. Una vez descubierto este lado más excitante de la GSR, lo que podemos llamar “su faceta más deportiva”, retomamos el párrafo en el que hablábamos de unas suspensiones secas con las prestaciones que desarrolla este motor en el último tramo de su curva de potencia, esas suspensiones dejan de ser duras, para sentirse firmes y robustas ante las presiones y torsiones a las que las va a someter una conducción bastante más deportiva de lo que yo mismo hubiera imaginado cuando transitaba apaciblemente por las calles de mi barrio.
La Frenada
Sin ser la de unas pinzas de competición, se siente suficiente para detener los bríos más sulfurados del tetracilíndrico, y por otro lado ofrece un tacto suave con una cierta elasticidad que sin duda no gusta al motorista experimentado, pero que por otro lado absorberá parte de ese golpe seco, tan frecuente entre los que empiezan, del manotazo del pánico.
Conclusión
Podemos decir que en la GSR 750 se aúnan dos motos. Por un lado, una suave, incluso dulce, que se siente ligera, ágil y sencilla en los cambios de dirección y a la hora de meterla en los virajes; una moto que por su facilidad en la conducción se presenta como principal candidata a ser la segunda moto en esa escala natural que siguen todos los que se inician y quedan atrapados por esta maravillosa pasión: La Moto. Y otra moto con suficientes bríos en la parte alta de su entrega para hacer disfrutar a más de uno estirando cada marcha, pero, además, con unas suspensiones firmes, de tacto deportivo, que confieren a la GSR 750 un aplomo en los virajes rápidos y a la hora de pasar, por ejemplo, con el gas abierto por las juntas de dilatación de un puente en curva, que sorprenden muy gratamente.
Una moto para continuar en la iniciación a la conducción y una moto, también, con unas condiciones deportivas que darán más de una satisfacción a un propietario con más experiencia.
Tomás Pérez
Fotos de la GSX 750