Yamaha YZF 750 R “Haga #41 Endurance”
Nos encontramos ante una "old school" perfectísima en cuanto a volúmenes, con un vinilado en el que se mezclan la moto de Haga, la de Edwards y el gusto personal de su propietario. (Sigue leyendo).
Yamaha YZF 750 R “Haga #41 Endurance”
Vamos a darle caña.
Yamaha:
- Sensor IMU (Internal Measurement Unit) con 6 ejes y sensor giroscópico que permite el análisis constante de 125 ciclos por segundo que incluye:
- TCS sensible a la inclinación.
- SCS (Control del derrape).
- LIF (Antiwheelie).
- LCS (Control de salida).
- QSS (Sistema de cambio rápido).
- PWR 4 mapas de potencia.
- LCD TFT (Panel de instrumentos con sensor de luz ambiental).
- 200cv en la versión de “calle”.
Honda:
- Modelo SP con equipo completo Öhlins/Brembo.
- Nueva RCV*213V*S con motor v4, carbonizada y suponemos que con todas las ayudas disponibles.
- Más de 200cv.
Kawasaki:
- Sobrealimentación centrífuga.
- Versiones de 200cv y de 300cv.
- Full Carbon para la versión R.
- KTRC (Kawasaki Traction Control).
- KLCM (Kawasaki Launch Conrol Mode).
- KIBS (Kawasaki Intelligent anti*block Brake System).
- EST (Electronic Steering Damper).
- KEBC (Control del freno motor).
Ducati:
- Testaleggera con pane Bimbo integrale.
- 205cv de pasta dil Forno di Pietra.
- Carenados de azúcar glaseado en la Toscana.
¡Cómo nos han mareado y, a la vez, sorprendido, las marcas en estos últimos días con nuevos modelos totalmente épicos en cifras, en equipo electrónico y demás cosas que aún no sabemos!
Yamaha, por ejemplo, está pensando también en regalarte un telemétrico pequeñito que puedas guardar en tu garaje de manera que cuando llegues a casa puedas descargar por usb intravenoso toda la información que tu moto ha recabado en la carretera para proporcionarte, al rato, una opinión contundente sobre si deberías frenar más tarde, abrir antes o, simplemente, quedarte en casa a tomarte algo fresco hasta que se te pase la tontería que llevas encima.
Honda, con su CBR 1000SP, fue la primera de esta saga de evoluciones supersónicas. Por fin, una Honda con suspensiones y frenos como dios manda. Su primera “Four” fue creada en 1969 y ¡ahora!, en pleno 2014, le ponen una buena parte ciclo a su tope de gama de calle. Como bien sabemos, son motos que sí, que van, pero que si realmente les quieres buscar las cosquillas debes mejorar la suspensión sustancialmente, ya que con el tiempo merman sus capacidades. Gracias, Sohichiro. Te queremos.
Sabemos que Honda significa dinero: Y aprovechando el efecto Márquez han sacado una MotoGP de calle prácticamente igual en estética que la de Marc (que se está presentando mientras escribo este artículo). Venderán millones de ellas, lo saben, hasta con los retrovisores más feos jamás montados en una RR.
Kawasaki. Kawasaki Heavy Industries. ¿Heavy? Ahí va con 300cv. ¿Estamos locos? Si!. He aquí la gracia que nos caracteriza. Ese salero innato que tiene todo motard por el simple hecho de no tener ni pizca de conocimiento al subirse a algo con dos ruedas que se pone entre 50 y 350 km/h. nos encanta.
Estuvimos esperando con ansia el día que tenían que revelar la potencia de la H2. Esperamos y esperamos… y ¡zas! ¡300! Fueron unos días en los que en los bares donde nos reunimos, durante aquellos encontronazos con algún conocido de curvas, tan solo hablábamos de esta cifra. Parecíamos, por unos instantes, señoras en la peluquería con el Hola! en la mano y los microondas esos en la cabeza (que no sé muy bien para qué sirven). Que sí qué locura, que si eso tiene que ser un misil, que si eso, que si lo otro…, pero: ¡solo circuito! ¡Ohhh, no homologable para la calle! ¡Que no cunda el pánico! Tenéis a vuestra disposición la versión baratita con 220cv. Como diría el de la campana: “Está to pagao”.
Ducati: solamente leí un titular el otro día y ya tuve una idea de que la cosa sigue más o menos igual. Rezaba: Ducati, más de todo. Madre de dios. ¿Más de todo? Si la anterior ya declaraba 195cv y a la rueda se barajaron potencias entre los 165cv y los 178cv y la actual declara 205cv, ¿cuántos tendrá? ¿150cv? En fin, son las consecuencias de medir la potencia en el cerebro del ingeniero y no a la rueda, a partir de lo cual este se cree que puede llegar a esas cifras a base de aumentar cilindrada y reducir carrera en un bi. Incluye elementos fabricados con antimateria, que por el simple hecho de estar ahí, le restan peso. De aquí su baza: unos impresionantes 166Kg (20Kg más que una SM de calle). ¿Bonita? No: puro sexo diseñado en rojo. Y eso, a veces y a algunos, les vale más que la potencia de un turbo o la fiabilidad del ala dorada, pero que no nos engañen.
Me apetecía aunar todas las novedades en un solo bloque. Un montón de mejoras que van al límite del límite de la máquina, totalmente respetable si dispones del dineral que supone comprar y mantener un bicho de este calibre. Dinero que no se ha gastado nuestro amigo Carlos ya que él quería, desde hacía tiempo, una moto de resistencia, y qué mejor que inspirarla en el Kamikaze Haga San. Puesto que comprarse una Endurance de 1996 no es tarea fácil, creó este híbrido, esta réplica, de las unidades que pilotaba alegremente el amigo Nori. Partió de una moto fea, una YZF 750 (1993) y, sin haberla conducido y aún con el lazo rojo, se la entregó a Héctor Testuri, profesor de la escuela de mecánicos Monlau, quien, con mucho cariño, se encargó del proyecto que veis hoy finalizado en este reportaje: el sueño cumplido de un hombre que tiene la moto que quiere tener.
Una vez más, nos encontramos ante una old school perfectísima en cuanto a volúmenes, con un vinilado en el que se mezclan la moto de Haga, la de Edwards y el gusto personal de su propietario. Se cambiaron las llantas por unas de R6, las que más se asemejaban al modelo de referencia. Cabe destacar, también, las barras anodizadas y los interiores en nitruro de titanio, así como el equipo Brembo completo. Fue necesario fabricar una araña para poder anclar esos discos, los más parecidos a los de la época. Amortiguador de dirección, amortiguador trasero Öhlins, semimanillares planos y un cockpit rediseñado y forrado en símil de carbono.
Centrémonos, por un momento, en el frontal “amarillo tuerto” que tanto gusta a Carlos (por cierto, tiene el móvil lleno de fotos de motos con un solo “ojo”. Depravado…) ya que se trata de un aspecto importante de la belleza de esta unidad: un gran recurso estético que cambia la imagen de la moto aumentando su nivel de agresividad visual, con una asimetría inspirada en las motos de resistencia que necesitan de ese aporte lumínico cuando cae la noche en el circuito, esa asimetría que nos evoca, cómo no, a la competición.
Dorsal #41 en blanco sobre negro (a gusto del propietario) en los laterales del perfecto colín elegido. El que tenemos aquí es el racing monoplaza específico para YZF el cual, una vez modificado el subchasis, casa a la perfección. El conjunto queda compactado en el espacio*moto con los colores de guerra: blanco, rojo y negro, una preciosa combinación, típica yamahera, que tan buenos resultados estéticos nos ha regalado.
Para aquellos que no necesitan miles de caballos, para los que no necesitan ni gestiones electrónicas ni siglas incomprensibles, para los que les gusta pilotar algo especial, algo que uno mismo haya creado: belleza a 200km/h, gomas bien gastadas, una muy buena puesta a punto y la misma cara de felicidad que su hijo. Que cuando llegó balbuceó ¡broum broum! señalando la moto de su padre. Una cerveza más tarde, me despedí y, de regreso a casa, pensé que Carlos había tomado la decisión de empezar un largo proyecto. Hoy, ya finalizado, Carlos es feliz. No se si más o menos que uno que se haya gastado 40.000 euros en un ordenador con ruedas. ¿Vosotros qué creéis?
Sincriterio Motors.