El Supermotard: Ese gran desconocido

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Aprovechamos la última cita del campeonato de España en el circuito FK-1 (Valladolid) para tomar contacto directo y elaborar este reporaje divulgativo, en el que los pilotos más destacados del panorama nacional nos revelan detalles y algunos secretos de esta especialidad apasionante y casi desconocida para el gran público: El Supermotard (Sigue Leyendo).

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Un grito desgarrado llama la atención del espectador, que gira al instante la cabeza, como un gallo, para ver un jirón de niebla azul desprendiéndose de la rueda chillona, mientras que la recia fragancia de la goma quemada invade sus sentidos. La velocidad a la que la moto se echa encima del viraje crea en ese aficionado, que la ve llegar a pie de pista, la impresión de que no va a entrar en la curva, igual que ocurre las primeras veces que se presencia de cerca una carrera de velocidad; pero cuando apenas ha iniciado la frenada y la ve cruzarse, atravesarse sobre el trazado, la impresión cambia para resultar, sencillamente, la de que el piloto va a ir a parar irremisiblemente por los suelos, rodando por el piso, en el momento en el que el neumático trasero vuelva a agarrar, a aferrarse repentinamente al asfalto, para catapultarlo hacia una voltereta mortal, incluso con un tirabuzón incluido. 

El Supermotard apareció a principios de los ochenta, y lo que más nos llamó la atención entonces fueron las propias motos. Unas preparaciones que, a un servidor y a algunos más, nos recordó a los aparatos que participaban en las subidas en cuesta españolas, aparatos como la Cappra 414 de Pepe El Loco, que sobrecogían a todo el que la miraba. Sin embargo, estos androides, creados en los albores del Supermotard mostraban otras particularidades, más extrañas, si cabe.

SupermotardSupermotardDSC00834La base era una moto de cross, de 500 2T entonces, claro está, y su tren delantero se apoyaba sobre una llanta de radios, pero con medidas de asfalto y, sobre todo, con un disco de freno sencillamente monumental. La rueda trasera, igualmente, guardaba esas dimensiones velocistas, dejando un llamativo vacío entre la aleta y la goma de la cubierta. Pero el detalle que tal vez atraía más la atención de quien la repasaba con la mirada eran los neumáticos. Sí, se trataba de los populares “peludos”, las cubiertas empleadas para la lluvia en las carreras de velocidad, que se montaban sobre estas novedosas preparaciones buscando un compromiso entre dos superficies distintas con la goma más blanda que existía en aquella época. Así pues, teníamos un auténtico pepino de motocross, con ruedas y frenos velocistas, calzando unos neumáticos de carreras para la lluvia, y además de ello, un piloto que también mostraba esa misma mezcla extraña en su equipación: Casco, gafas y botas de cross, con el cuerpo enfundado en un mono completo de piel. Así pues, un conjunto tan mezclado requería, a su vez, un circuito mezclado y particular para evolucionar con algo de coherencia. De ese modo, nos encontramos con un trazado corto y revirado de asfalto, al que se le añadía una parte que transita por la tierra, incluyendo un salto como mínimo.

7ffbdcc5ca5c5b3a52788bba23005fd0oPero lo que creó una mayor expectación en los aficionados de entonces, y sobre todo en los medios de comunicación, sobre aquella nueva especialidad fue la participación de algunas de las estrellas más destacadas en el Continental Circus -Mundial de velocidad en la época-. Entre ellos sobresalía uno muy asiduo, una estrella velocista a la que se le daba particularmente bien aquel nuevo supermotard: El tetracampeón de 500c.c. Eddie Lawson. Después fueron apareciendo verdaderos especialistas de la nueva modalidad, sobre todo franceses, que llegaron a perpetuarse en el triunfo durante una década, como fue el caso, por ejemplo, de Stephan Chambon.

Ahora, el supermotard ha tomado algunas variantes, hasta el punto de hacer creer a muchos que aquél originario, con su tramo de tierra y sus saltos, había desaparecido. Tal es la proliferación de pilotos y celebridades de la velocidad que han tomado el supermotard exclusivo de asfalto como base de su entrenamiento, que lo han extendido hasta crear una nueva categoría en el campeonato de España: Supermotard Road. Una fórmula del SM que se ha extendido por todo el país, tanto para practicantes aficionados como para pilotos de competición.

SupermotardSupermotardDSC00801Sin embargo, a pesar de ello, a pesar de que, además, el coste general, tanto de la moto como de las rodadas, o de una carrera, resulta algo más económico que el que se maneja en el mundo de la velocidad, y a pesar, también, de la proximidad y fácil acceso de casi todos los circuitos, el supermotard es el gran desconocido en nuestro país, tanto para el espectador que puede asistir a disfrutar de sus carreras como para el posible aficionado que sintiera el deseo de practicarlo. Así es que vamos a aprovechar el paso del Campeonato de España de SM por nuestro familiar circuito de FK-1, y a desplazarnos hasta Villaverde de Medina (Valladolid), enclave de este recinto, que es para un servidor casi una segunda casa, y vamos a meternos de lleno en la especialidad a través de este reportaje que pretende añadir nuestro granito de arena para acercar al gran público una apasionante especialidad, tan técnica y espectacular como es el supermotard.

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