Cómo vive el espectador el Mundial de Superbikes
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Un reportaje de nuestros enviados a Motorland que pretende descubrir al aficionado cómo se vive el WSBK desde el punto de vista del espectador, cómo se puede disfrutar de las carreras del máximo nivel mundial, presenciándolas in situ de una manera más relajada, más cercana y familiar, y con las que el motorista también se podrá sentir más identificado (Sigue Leyendo).
Durante las jornadas del viernes y la del sábado tuve oportunidad de caminar por el vial del trazado aragonés y de levantar de vez en cuando la mirada para pasearla por sus tribunas. El viernes, lógicamente, se veían desiertas, pero lo cierto es que para el sábado esperaba bastante más público, con un día prácticamente festivo por delante y con el espectáculo de la Super Pole como reclamo extra. Sin embargo, el metal de las gradas se veía igualmente desnudo en la distancia, salvo por la escasa salpicadura de algún grupo de aficionados.
Ya metidos en el domingo, seguí las carreras a través de los monitores de la sala de prensa, y también me fijé en el aspecto de las tribunas en cuanto la realización me dio oportunidad de hacerlo. La imagen que ofrecían bien poco cambiaba con respecto al sábado y al viernes, mal que le pesase al deseo que sentía de verlas más llenas. Lo que sí es verdad es que durante las dos o tres veces que crucé el paddock ese domingo, e incluso el mismo sábado, lo encontré poblado por un animado ambiente. Sin duda era la parte del circuito más concurrida, aunque no había que dejarse engañar por la sensación mucho más numerosa de la realidad que provoca un público moviéndose caprichosamente, pululando por un espacio. No es igual, parecen muchos menos, los mismos sentados ordenadamente en las localidades de una tribuna. Así es que tampoco se podía decir que eran multitud.
Al abandonar el circuito, con los neumáticos aún calientes de las SBK tras su segunda maga, los aparcamientos del recinto creaban una impresión bastante más alentadora; sin embargo, al examinar con más detenimiento, descubrimos que los coches aparcados cubrían el primer frente al completo, por mero orden o proximidad, y que el inmenso espacio que el complejo de Motorland tiene habilitado detrás para acoger una verdadera multitud en cada parking aparecía completamente despoblado.
Así dejamos atrás este soberbio circuito de Aragón con la sensación de haber presenciado un espectáculo desangelado, en lugar del acontecimiento multitudinario que pensamos debería de constituir la primera manga española de este magnífico Mundial.
Pero ahí no quedó todo, un detalle más en el viaje de vuelta dio la puntilla a nuestro ánimo y a esa sensación, acabando por sumarse a las razones, por si ya eran pocas, que me impulsaron a escribir este reportaje:
El regreso a Madrid se hace lo largo de 250 kilómetros por un tramo de carreteras secundarias que desemboca en el cruce con la A-2. Esta ruta es realmente deliciosa para hacer en moto, con un vaivén casi continuo de curvas suaves y enlazadas, acompañadas, primero por el dulce paisaje del Maestrazgo, deleitando la vista con el verde vegetal sobre la tierra anaranjada, luego con la postal mediterránea, que alterna el granito con las pequeñas masas de coníferas, y al final con el regusto solitario que recorre el espíritu del motorista cuando atraviesa el páramo de La Meseta.
Volvíamos a casa, sí; y para dar una idea al lector del ritmo con el que mi compañero conducía el coche, baste decir que me permitía ir escribiendo a mano con una caligrafía más que legible. Bien. Y ahora llega la pregunta:
¿Cuántas motos nos adelantaron en esos 250 kilómetros?
Pues Nueve. Ni una más. Estuvimos bien pendientes, desde la misma salida del circuito hasta el cruce con la A-2 en Alcolea del Pinar. Nueve motos.
Estamos seguros de que, por la razón que sea, la promoción y divulgación de este fantástico campeonato, el WSBK, no llega a la conocida como “La Mejor Afición del Mundo”. Y es una verdadera pena, no sólo por el propio campeonato, sobre todo lo es por esa afición, la mejor del mundo, que se está perdiendo unas carreras del máximo nivel que se pueden presenciar en vivo hoy día.
Explicando en este reportaje cómo se ve, cómo se oye, cómo se vive y cómo se siente este WSBK, presenciándolo en el circuito, vamos a aportar nuestro granito de arena para que en las próximas carreras españolas de este magnífico campeonato (Nos queda Jerez) haya más aficionados disfrutando de ellas en las gradas o en la pelouse.
Esperemos que sea así.