Óscar Gallardo

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Es díficil decir a día de hoy si el personaje que traemos en esta entrevista a Super7 es más conocido por su labor al frente de Dorna en España o más recordado por su brillante trayectoria como piloto de enduro y raids. Para esta ocasión, dejamos al margen su función de burócrata para deleitarnos hablando con nuestro protagonista de una de las especialidades más bellas del motociclismo. (leer más...)

oscar pelayo arena



Corría el año de Nuestro Señor de 1.992 cuando esa perenne inquietud que preside el espíritu de todo motorista me llevó a emprender una nueva aventura: La organización de un tramo cronometrado de enduro.

Por aquel entonces, avatares de la vida, residía en una pequeña localidad, sumida aún ese tópico arcaico al que muchos han llamado “La España profunda”; un pueblo asentado, prácticamente, en la falda de los Montes de Toledo.
Su nombre: Mazarambroz.

Encontré el terreno apropiado en un erial, pedregoso y de firme irregular, por el que jamás había pasado una moto –ni siquiera la mía-, y quise dejar tan virgen aquel recorrido que, más tarde, algún participante se quejó con razón cuando pretendía adivinarlo entre las piedras y las malas yerbas secas. Logré reunir una modesta cantidad gracias a la gentileza de algunas firmas de la zona, con la que pude ofrecer unos premios en metálico aun más modestos, o más bien simbólicos. Aun así, acudieron a la cita pilotos de cierto nombre, pero siempre ceñidos a un ámbito cercano, o autonómico como máximo. Por eso, cuando recibí su llamada interesándose por una carrera tan modesta, me quedé un tanto extrañado, y más sorprendido aun cuando me confirmó su inscripción. Era imposible que una prueba tan corta y sencilla le sirviera ni siquiera para calentar los músculos.

Óscar con Husqvarna

Luego, al cabo de muchos años, supe que lo que le llevó hasta allí fue un interés tan purísta que no podía imaginarlo.
Ganó, claro que ganó, pero tuvo que esforzarse porque sus rivales, con el incentivo de tener enfrente a una figura de su talla, pusieron todo el empeño y el esfuerzo por no desentonar en la clasificación, y después, cuando todo acabó, dejó un detalle que no olvidaré y que dice mucho de su humildad, a la vez de su grandeza como piloto y como persona. Al despedirse me miró, estrechándome la mano, con una de esas abiertas sonrisas suyas y pronunció una palabra muy simple:
Gracias.

Unos meses después, los lugareños de Mazarambroz le veían incrédulos, a través del televisor, como cruzaba el desierto africano en los puestos que encabezaban el Raid más famoso y legendario de La Tierra.

Has pasado veinte años desde aquello, y me encuentro ahora frente a él en un despacho de obligada forma triangular, por la planta de la torre de control y su segundo piso. Desde él se divisa todo el circuito de La Torrecica.
Su aspecto es el mismo, tan sólo la plata en el pelo y tal vez alguna arruga cuarentona que ahora no soy capaz de distinguir, marcan la escasa diferencia con aquel personaje de principios de los noventa.

Licenciado en sociología, entró a formar parte de la directiva de DORNA en 2.001 como su responsable en el campeonato del Mundo de MotoCross (tiempos de Javier García Vico) y unos años más tarde pasó a ser el máximo responsable del CEV… 
Pero, un momento. No. Ahora, en esta entrevista, no vamos a hablar de organizaciones, ni de eventos; tampoco de federaciones o de patrocinadores, no. A lo largo de esta entrevista vamos a hablar de enduro, sólo de enduro y algo de los raids, porque quien está sentado enfrente de un servidor es Óscar Gallardo, estrella de estas dos especialidades en los noventa y verdadero referente durante muchos años para todo piloto o practicante de ellas en la Zona Centro.

Oscar enduro del Escorial 92 CE

Super7.- Un piloto de enduro es un amante de la naturaleza. Parece claro que esto es así…
Óscar Gallardo.- Sin duda alguna –lo repite asintiendo- Sin duda alguna.

Super7.- Y entonces, ¿cómo explicar esta realidad a un profano de La Moto?
Óscar Gallardo.- Mira: Yo lo explicaría diciendo que practicas lo que a ti te gusta en un entorno natural, que es el más agradable, el más espectacular que pude haber. Imagínate hacer tu trabajo en un entorno como ése. Recuerdo que cuando corría no me gustaba absolutamente nada pasar por zonas próximas a las ciudades. Cuanto más lejos de la gente y más apartada fuera la carrera, mejor. Cuanto más inhóspito y más inaccesible el paraje, más me gustaba.

S7.- Tal vez, precisamente, el atractivo del enduro, su encanto, sea vencer con tu moto esos obstáculos que te pone la Naturaleza: la arena, el barro, las piedras.
OG.- Pues no lo sé exactamente. Pero si preguntas a un alpinista qué es lo que le anima a subir al pico más alto e inaccesible, al más aislado, pues debe de ser algo así. A mí me gusta llegar con la moto al lugar más apartado y menos explorado.

S7.- Tú eres hombre de enduro: Te criaste, te forjaste y te curtiste en el mundo del enduro y no en el trial, como otros pilotos off road.
OG.- Siempre he hecho enduro. El trial no me gusta como especialidad para practicar.

S7.- Bien. Y dentro del enduro, como competición, ¿qué es lo que te iba mejor, las trialeras, las cronos…?
OG.- Bueno, pues a mí me gustaba la especialidad tal y como era, quiero decir que me gustaban las trialeras y al final me gustaban las especiales.

S7.- Eras un piloto muy rápido, pero también muy hábil. Tal vez tu mayor virtud era la combinación de ambas cualidades.
OG.- Está claro que para ganar carreras tienes que ser rápido. El rally, tal y como se plantea hoy en día, no debe de tener complicaciones para un piloto que está delante y siempre debe de ganar el más rápido. Si un rally se te complica, es que no estás en forma.

S7.- Queda claro, al responder así, cuál es el punto de vista de un piloto de élite. Porque, por ejemplo, no sé si recuerdas el enduro de Mijares.
OG.- Sí, claro, un enduro cerca de Madrid, muy bonito, una carrera con mucho potencial que me gustaba muchísimo. Eso está en la provincia de Ávila.

Subida Diablo Salida Oscar-Gallardo

S7.- Bien. Para la mayoría, era una carrera durísima, con una trialera terrible al principio, que te cogía con el cuerpo aún helado; una carrera que jamás acabé y que tan sólo podía soñar con hacerlo. Tomábamos la salida más de cien y terminaban diez o doce; de ellos sólo tú y otro, u otros dos, sin penalizar.
Abre su sonrisa y vuelve a subrayar:
OG.- Sí, era una carrera muy bonita.

S7.- En aquella época existían Le Touquet y la Gilles Lalay classic, ahora el Erzberg Rodeo. ¿Qué opinas acerca del enduro extremo?
OG.- A mí, sinceramente, me parece una variante con carreras muy duras que resulta muy bonita. Yo la verdad es que nunca llegué a correr el Gilles Lalay, no se dio la ocasión, porque son carreras en las que, para conseguir un buen resultado, tienes que conocerlas muy bien. La diferencia entre el que ya ha visto el recorrido y el que no lo ha visto nunca es determinante.

S7.- Ya que hemos tocado esta parte, ¿cuál es el enduro de mayor dureza que recuerdas?
Duda, repasa en su cabeza y finalmente responde:
OG.- Todo depende de cómo te hayan ido las cosas. Si estás en forma y la moto va bien, puedes correr un enduro mucho más duro que te parece más suave, y viceversa: si te coge fuera de forma, una carrera sencilla se te puede hacer durísima. Quizá lo más duro que recuerdo de entonces fueran aquellos Seis Días que corríamos en la Cheoeslovaquia de entonces, en Polonia o también en Suecia.

S7.- Alguno de esos momentos de absoluta desolación por los que creo que todos hemos pasado y en los que uno se hace Las Grandes Preguntas.

OG.- Recuerdo la época en la que estudiaba: Cuando estaba muerto de frío y calado hasta las cejas, pensaba en lo bien estaría en el aula, calentito y hecho un señor. Sin embargo, cuando estaba calentito y hecho un señor, es cuando me hacía Esas Preguntas y me decía qué hago aquí, si lo que me gusta de verdad es estar allí.

moto oscar segundo en el dakar

Cuando estaba apunto de hacerle la siguiente pregunta, detecto que deja un tanto vaga la mirada como signo delator de una interesante reflexión. Segundos después, la revela como un pensamiento en voz alta, escogiendo detenidamente las palabras.

OG.- Con el paso del tiempo, te das cuenta de las enseñanzas que te aporta el deporte, especialmente el de élite, frente a esa teórica escuela que te debe de ser la Universidad. ¡Cuánto más enseña una que otra! Saberte escuchar, saberte detener a pensar, saberte medir… Fíjate: La Universidad lidera la educación, parece que todo el mundo tenga que pasar por ella, y sin embargo qué poco te enseña comparado con otras experiencias que puedes adquirir en la vida. La Universidad, en la vida, no está ni de lejos donde la pintan unos que tienen montado en ella un buen negocio –lo reafirma dejando adivinar, tal vez, una pretérita decepción-: La Universidad es un gran negocio.

Se abre una breve pausa.

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