Benjamín Grau: El Hombre de Montjuich - Una Vuelta a Montjuich
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S7.- Bien, Min, si te parece, hagamos ahora un fácil ejercicio de memoria y demos una vuelta a Montjuich. Hagamos el circuito de El Parque curva por curva. Empezamos abajo, en la recta de la gran fuente y llegamos a La Pérgola…
Min Grau.- Sí, allí se llega en cuarta, y, si no hay nadie por delante que te moleste, la haces tal como llegas, teniendo en cuenta la tapa metálica que hay en el centro para usarla de referencia. Tienes que pasarla por encima o como máximo un palmo por delante.
Luego viene la Contrapégola, que es de derechas…
S7.- Pero la Contrapérgola se hace abriendo gas…
Min Grau.- Sí, con gas, pero con precaución porque luego viene El Pueblo Español. Después sí, después de pasar el Pueblo Español, venía El Caballo de Bronce y allí sí, allí forzabas. Tenías que mirar arribar y al encarar la moto a izquierdas, enroscar a fondo.
S7.- ¿Te acuerdas en qué marcha?
Min Grau.- Sí: En quinta. Luego ya, cuando hacías la rápida de derechas, o bien en medio de la curva o a la salida, metías sexta.
No puedo evitar que un escalofrío me recorra la espalda al imaginar aquel pasaje del circuito, el final de San Jorge acotado por árboles enormes, haciéndolo de memoria en plena noche, con la moto completamente inclinada y en sexta a fondo (unos 110 CV de entonces, pero con unos chasis y unas suspensiones también de la época).
S7.- Y al final de la recta, El Estadio y el salto.
Min Grau.- Sí, era muy bonito aquello. Se hacía a fondo.
S7.- ¿Sabes más o menos a qué velocidad?
Min Grau.- Sí, a fondo, a unos 220.
S7.- Bueno y al hacer la bajada, el ángulo de Miramar, sobre el que he escuchado todo un tratado acerca de cómo trazarlo.
Min Grau.- No, aquella curva era el ángulo tonto, allí se caían los tontos. Era un ángulo muy lento que lo hacías a 40 o 50 por hora. Según la gente que tuvieras alrededor. Si tenías gente detrás, te colocabas a la izquierda y no dejabas entrar a nadie. Si venías solo, te abrías a la derecha y te tirabas al pico.
S7.- Después venía la del Museo…
Min Grau.- A aquella la llamábamos de “La Agricultura”. Tenías que pegarte al muro de piedra que había a la entrada. Luego venía La Font del Gat, que era rápida y no era traicionera. Ahí podías entrar muy de prisa, y te dabas cuenta de si realmente lo hacías era porque había un badén y tocabas con el chasis o con el escape en el suelo. Si no tocabas, es que no la habías hecho correctamente.
S7.- Y de ahí desembocamos en la de El Griego (Teatro). Ésa era delicada, ¿no?, con aquel contraperalte.
Min Grau.- Bueno…, no, no es así. Es una curva muy abierta y allí había pocas caídas.
Me deja asombrado el cuajo de la respuesta, quitando toda importancia a una curva que representaba todo un espectáculo por la noche, viendo las motos en precario equilibrio, ceñidas al bordillo y dejando tras de sí un reguero de chispas.
S7.- Y después se pasaba delante del Mercado de las Flores.
Min Grau.- Sí, a aquello le llamábamos “Las Vías”. Sí, porque por allí en su día pasaba un tranvía y se llegaron a hacer carreras con las vías. En aquella curva tienes que hacer así –vuelve a tomar el bolígrafo y me muestra sobre una servilleta la trazada del maestro-. Pero esta curva se ve distinta desde la moto porque aquí el terreno está elevado y por tanto era ciega: Tenías que hacerla por intuición.
S7.- Bueno, y luego la curva de la Guardia Urbana, que era un simple codo, y otra vez a la recta. ¿Te acuerdas del tiempo por vuelta?
Min Grau.- Sí, bueno. Yo tuve el record durante muchos años en 1:41 con una 125. Luego con las Ducati rodábamos en carrera en 48, 49.
S7.- ¿Recuerdas qué diferencia había entre el día y la noche?
Min Grau.- Poca. Entre uno o dos segundos. Lo más cansado venía por la mañana, aunque yo no me cansaba demasiado y me hacían parar. El año que corrí con Víctor (Víctor Palomo) tuve que hacer más largos los relevos porque él no podía soportar el dolor en las manos y se inyectó…
Mi asombro no puede evitar interrumpirle
S7.- Así que es cierto, aquel rumor que corrió entonces y que se convirtió después en leyenda. Se inyectó morfina.
Mín Grau.- No, no fue morfina, fue un analgésico muy fuerte o un anestésico…, ahora no recuerdo. Y, claro, se quedó sin tacto porque se le dormían las manos. Aquella carrera fue muy muy peleada y es de las que más he disfrutado, sin ganar. Hicimos cuartos, pero íbamos peleando con el equipo de León-Chemarin. Víctor y Chemarin, los dos, se cayeron en Tráfico. Reparamos la moto e hicimos las horas que quedaban sin carenado. Fue una carrera muy dura.
S7.- En definitiva, Montjuich ha sido como tu casa.
Min Grau.- Imagínate, vivía a un kilómetro. Fíjate: En un relevo con Ducati, cogí la moto de un amigo mío y me fui del circuito a mi casa a ver cómo paría mi perra.
Me deja sin habla, además de pisarme la siguiente pregunta. Iba a sugerirle que entonces se escuchaba que durante los relevos se hacían las cosas más pintorescas. Pero lo cierto es que nunca hubiera imaginado algo así.
S7.- Hemos dejado para el final el capítulo de los compañeros. El binomio más famoso durante un tiempo fue el que formaste con Salvador Cañellas.
Min Grau.- Sí, pero no ha sido con él con el que más carreras he hecho. Salvador y yo fuimos juntos cuatro años.
S7.- Aquella Ducati de entonces, aquella que compartiste con Cañellas, era de siete y medio, ¿no es así?
Min Grau.- No, o no lo sé, porque Ducati nunca nos dijo nada sobre los motores. Ésta –señala una foto-, que es de la penúltima carrera, sí podía ser de siete y medio.
S7.- Y pasando al panorama actual, ¿qué piloto de los que ahora están en activo te llama más la atención?
Min Grau.- Rossi, desde luego. También Lorenzo, que pienso que es muy bueno –repite-, muy bueno, muy bueno –piensa por un momento y luego añade-. Lo que sí veo es que hoy en día es muy difícil poner la moto a punto y muchos no saben muy bien por dónde ir. Hay demasiadas teclas para tocar. Y muchas veces, cuando tocan una de ellas, no se acuerdan de las 36 que han tocado antes.
S7.- Y bueno, Min, actualmente, aparte de la hostelería, ¿a qué te dedicas en estos tiempos?
Min Grau.- Mi pasión, desde hace unos seis o siete años, es la vela. Tengo un velero de 12 metros y me encanta navegar: Ya he hecho una travesía de 16 horas con él yo solo. Además, cuando hace buen tiempo, me voy con mi mujer y dormimos en él. Lo tengo aquí mismo, a tres minutos –se queda pensativo por un momento-.
Aunque mi verdadera pasión, desde luego, siguen siendo las motos. Sí, y de hecho tendría una erre…
S7.- ¿Y harías tandas libres con ella, por ejemplo?
Min Grau.- No, no haría tandas porque ya no me apetece, pero sí me daría una vuelta de vez en cuando, haría un par de horas y volvería, pero es un gasto demasiado caro sólo para dar un vuelta tan de vez en cuando. Para mí la moto ha sido siempre, además, una terapia. Yo me he ido malo, o con problemas o con el ánimo muy bajo y he vuelto al rato como nuevo.
Tomás Pérez