El CEV empieza a llenar los circuitos
Un editorial en el que se destaca la multitudinaria asistencia a la última carrera del CEV, celebrada en Albacete, al mismo tiempo que trata de animar a los lectores para presenciar en directo la siguiente manga de este campeonato, en el mismo circuito, el próximo 8 de septiembre, y las demás restantes en el calendario (Sigue Leyendo).
Recuerdo, como una anécdota de humor un tanto agrio, un pasaje de la entrevista que tuve el placer de hacer años atrás a Sete Gibernau. En él le preguntaba si las referencias a esas velocidades estratosféricas, como las de la recta de Muguelo (más de 340), eran las mismas que se han empleado siempre. Sete, de una forma muy natural, respondió que sí, que se usan las mismas, y comenzó a enumerármelas. El semáforo del pit line, el comienzo del piano y al remate señaló una más: el colorido de la grada. No pude evitar que una sonrisa de circunstancias se dibujase en mi cara cuando dejé escapar el siguiente comentario.
-Ya, claro…, pero es que para otros que corremos, el color de la grada no cambia: siempre es el mismo.
Bien, pues suponemos que de esa forma, más o menos, debe haber visto hasta ahora la grada cualquier piloto de nuestro querido CEV: tristemente vacía. O el gris corrido del cemento a lo largo de toda la recta, o el azul uniforme, o en otro color, de los asientos de plástico que la componen.
Sin embargo, la última carrera antes del verano, celebrada en Albacete el pasado 25 de junio, contó con un participante de excepción. Un participante deseado e inesperado que llegó al circuito, también convocado de las formas más atractivas posibles que tiene a su alcance nuestra modesta publicación, Super7.
Es posible que en algunos años de vacas gordas, ahora más perdidos que anhelados en el plano de la ciencia ficción, hubiera habido alguna carrera a la que no haya asistido, con una concurrencia de público singular, puede que incluso llamativa, pero nada que ver con la masa de espectadores que invadió la pista de La Torrecica en ese día del incipiente verano, en el que ahora nos hallamos sufriendo el rigor de sus calores. Es la primera vez que presencio (en la época reciente de este campeonato) una carrera del CEV con un ambiente multitudinario que me recuerda a los grandes premios del Mundial vividos en el Jarama de los setenta. La tribuna instalada en la pequeña loma que se eleva junto a las curvas dos y tres del trazado manchego se me ha antojado siempre como una especie de andamio abandonado, con un sentido que el olvido enterró hace ya tiempo. En ese último domingo del CEV, la tribuna no sólo se mostraba repleta, sino que incluso podían verse espectadores desperdigados a los lados, sentados sobre la tierra de la pequeña ladera, proyectando la imagen propia de una carrera de MotoGP en algunos circuitos fuera del continente europeo y nada que ver, desde luego, con el aspecto desolador, en el que apenas se veía un alma, que mostraban de pasada las cámaras de Teledeporte que transmitieron durante el último domingo la manga de Portimao para el Mundial de Super Bikes.
Trece mil espectadores en Albacete, una cifra verdaderamente multitudinaria para una carrera, que dibujó una espléndida imagen para la última prueba del CEV antes del verano. Nos gustaría pensar en Super7 que algo ha tenido que ver en esa magnífica cifra nuestra particular contribución con el seguimiento intensivo que desde la pretemporada hemos hecho de este campeonato; y es posible que sea así, pero también es verdad que en Super7 no nos gusta ser, precisamente, pretenciosos.
Nos vemos nuevamente en Albacete el próximo 8 de Septiembre.
Tomás Pérez