MULAFEST 2012
Que mejor manera de empezar el Mulafest que después de haber rodado.
Nos pasamos la mañana zascandileando por carreteras de dudosa reputación, desarrollando la pasión fundamental que nos mueve en el mundo de la moto: roda, rodar y rodar. Por nuestra cuenta, eso sí, no nos apuntamos a la concentración que se anunciaba como una de las diversas actividades que jalonaban la cita. Aunque curiosamente nos cruzamos con el grupo cuando estaban realizando su ruta, la impresión que nos dio era que no había mucha gente que no vistiera los colores del H.O.G.
Pero como no sólo de kilómetros vive el motero, y menos el motero que camina por el lado oscuro, teníamos señalado en el calendario el Mulafest como evento de los importantes. Y el 7Grasiento se lo iba a recorrer cámara de fotos en mano. Pasados unos días en los que hemos reposado nuestras sensaciones aquí tienes lo que nos encontramos.
Los salones del IFEMA de Madrid se convirtieron en una encrucijada de caminos y crisol de estéticas. La Kustom Kulture se abrazaba con diversas tendencias urbanas y en ese ambiente aquel que no perteneciera a alguna de sus tribus o era adicto a sus singulares pasiones se sentía extraño.
Nos acompañaba Alejandro, un biker gurú del “hagaselo usted mismo”. No hay más que ver como ha modelado su Drag Star con sus propias manos para entender que alguien como él iba a disfrutar como un fanático de la pintura en el Prado.
Los artistas se acaban conociendo y por ello nos puso en contacto con Kunta, de Kunta Custom, un valor emergente del panorama de constructores de este país y del que a la vuelta del verano tendréis un reportaje desde su propio taller. Kunta tenía algunas burras repartidas por el Show Bike y el stand de alguna publicación.
Siguiendo con el ámbito nacional también estaban presentes constructores ya clásicos y se sobra conocidos como son Sueca Iron ó Bonneville Madrid y el laureado Malicia Indigena.
Dentro del “custom paint” cabe destacar la presencia de Masanobu Nakane, siempre es una maravilla ver su trabajo, pero mucho más ver cómo lo realiza.
Para el 7Grasiento especial atención nos mereció el stand de Café Racer Obsession, los chicos del CRO, con Fede a la cabeza, mostraban numerosas máquinas siempre con su personal y conseguido estilo “menos es más”.
Respecto al Show Bike lo principal era la gran cantidad de constructores que concursaban, algo poco habitual en este país. No Stock Bikes fueron los más galardonados del evento al conseguir hacerse con las categorías Best of Show y Freestyle, merced a su impresionante trabajo sobre una Suzuki Savage a la que bautizaron como “Herejía”.
Siempre nos da la sensación que en este tipo de concursos hay un apartado que no se tiene en cuenta y es la opinión del público. El resultado de las diversas categorías se configura mediante los votos que se otorgan entre ellos los propios constructores, sin entrar en valoraciones sobre ello, creemos que aunque se mantuviera ese sistema se debería recoger de alguna manera el parecer de los asistentes al evento y por el cual pagan una entrada. No estaría de más una categoría que recogiera el voto del público, en este y en cualquier Show Bike que se organice.
Para los más quemados RAD disponía de stand y en él nos mostraban la radicalidad y nervio de sus impresionantes Ducati.
Victory se tomó especialmente en serio el Mulafest y a parte de exponer modelos de la gama de 2012 organizó pruebas para que los bikers satisficieran la curiosidad que está despertando la marca americana.
El universo del tatuaje contaba con todo un salón y la banda sonora la ponían las máquinas utilizadas por los tatuadotes en los muchos boxes en los que podías poner tinta bajo tu piel. Todo un dispendio de artistas sobre lienzo humano.
Varios ámbitos de la cultura custom eran tratados, desde los escenarios alguna banda nos arrojaba su rock’n’roll y en una exposición de fotografía se destilaban los gustos más acordes mediante el gran trabajo de Mary Hernández, Kristina Fender y Sergio Velasco, el gran Keko de La Candamina Kustom.
Chicas “Pin Up” vestían sus mejores galas aunque menos de las esperadas. Alguna fémina afilaba sus garras y me decía que para algunas de ellas en realidad este estilo no era más que la última apuesta de su vida ¡oh yeah!
El mundo del skate y las bicicletas daba rienda suelta a sus habilidades en un salón entero para ellos, su estética y ambiente más rapero aglutinaba a gente con una media de edad más baja que la del salón denominado “Garaje”, el nuestro. El festival parecía ser un hilo conductor compartido por padres e hijos en una particular simbiosis y con una curiosa naturalidad familiar.
Es extraño encontrar eventos tan pasionales y en los que varias generaciones puedan participar juntas como protagonistas.
Larga vida a la cultura custom.
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