HARLEY DAVIDSON IRON 883 DARK EDITION: Una menuda repleta de satisfacciones - Probador 2. Prueba Dinámica
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Probador 2: Tomás Pérez
Ficha Técnica: 54 años. 1,91m. 103 kilos
Nivel: Subcampeón 2012 categoría Twin de la Mac90
SPORTSTER IRON 883 DARK EDITION
La Posición
Es tan particular. Los pies por delante y el manillar, ancho y bajo como el de una Ducati Monster, parecen subrayar esa pose de chico malo, o de malote, como dicen ahora (pura imagen), que transmiten algunos harlystas. Aparte de ese detalle marginal, o suburbial, son los pies, curiosamente, los que marcan la actitud a los mandos de esta Sportster. Cabría pensar, con el manillar tan bajo y el lomo doblado hacia el depósito, que la actitud que podría sugerir esta Iron sería deportiva, provocando una mentalidad incisiba a la hora de abordar los virajes, o encarar una larga y estrecha recta con una curva cerrada en el fondo. A mí no me lo ha parecido.
La posición de esta Iron da para hablar mucho de sí. Por ejemplo, con mi 1,91 m, algunos amigos harlystas me habían advertido: “Tomás: esa moto es pequeña para ti”, y la verdad es que imagen que veía reflejada en los escaparates así me lo mostraba. Sin embargo creo que precisamente por ser tan alto esta particular posición que pone la Iron puede resultar al final de lo más natural. La distancia entre el manillar y el primer extremo del asiento, no llegué a medirla, pero es para tener en consideración, puesto que condicionaba a llevar los brazos completamente extendidos conduciendo la Iron. Ciertamente, es como se tiende a conducir relajadamente. Sí, con los brazos extendidos, sea cual sea tu estatura, la cuestión es que los más altos podemos poner la mirada en el frente manteniendo la cabeza y el cuello en una postura natural, mientras que los que no lo son tanto no sentirán tan relajadas sus cervicales.
En definitiva, la posición avanzada de los pies me ha llevado a colgarme, literalmente, del manillar en marcha, como si se tratase de cualquier otro modelo con largas torretas sobre la tija superior.
Un detalle que no puedo pasar por alto y que también marca esta posición es el de que los clásicos espejos de Harley obligan a quitar por completo la mirada de la carretera cuando se es algo más alto de la media.
La conducción de la Iron
Aparte de la posición, un punto extra que añade esta Iron en movimiento es el extraordinario brazo de palanca que ofrece el manillar para controlar un posible blocaje de la rueda trasera. Tuve ocasión de probarlo y comprobarlo sobre el asfalto pulido de la ciudad y empapado por la lluvia de primavera. Confieso que terminé divirtiéndome en una zona desierta provocando interminables derrapadas bajo la lluvia, clavando el freno trasero mientras llevaba la moto completamente vertical. Derrapadas en las que, por cierto, tenía que forzar la cruzada girando el tronco y obligando a atravesar la moto presionando con los pies.
La Frenada
Antes de hablar de la frenada en sí, debo volver al tema de la posición para decir que ir sentado tan atrás y con los brazos estirados te coloca de una forma óptima para abordar la frenada, una posición muy semejante, salvando las distancias, a la de un piloto de motocross ejecutando esa maniobra, la de frenar.
La frenada, más que suficiente, es eficaz en una moto con las prestaciones que brinda el 883. Un valor añadido en este aspecto es la excelente huella que el balón de la rueda delantera marca sobre el asfalto, un apoyo que da un punto extra de grip (agarre).
Para hacer una frenada contundente, la Iron 883 responde con toda su efectividad tirando del freno delantero, combinando potencia y progresividad, y pisando después el pedal del trasero con la misma combinación.
El 883
Su avance acelerando es muy semejante al de una locomotora tradicional. Engaña, y a más de uno le hará creer que no corre lo que realmente es capaz. El motor 883 corre, y tiene una capacidad de reacción y recuperación sobrada para cualquier ritmo custom. He escuchado con cierta frecuencia comentarios como “se me queda corta” y otros similares que, a mi modo de ver, son demasiado precipitados o, simplemente, no tienen mucho sentido porque, probablemente, quien los hace no se ha puesto a analizar con rigor lo que es capaz de rendir el motor pequeño de Harley.
Prometemos llevar el próximo modelo 883 al banco de ensayo de nuestros amigos Castro-Maroto para publicar sus resultados. Es evidente que las cifras no son de capital importancia para el harlysta, pero estamos seguros de que siente una particular curiosidad por conocerlas.
Tomás Pérez